Tempus fugit con precisión Chopard.

Todo empezó en 1860 cuando Louis-Ulysse Chopard abrió su pequeño taller de relojería; hoy sobrevolamos la historia de Chopard para quedarnos a cincuenta años de los tiempos que corren y descubrir que fue entonces cuando la familia Scheufele toma las riendas de lo que fuera antaño aquella pequeña relojería.

Cincuenta años de belleza y precisión, de artesanía del tiempo que huye siempre hacia el futuro viéndose puntual y exactamente medido en los relojes Chopard, merecen una celebración que no podía ser otra que un reloj que refleja la esencia de la maison suiza del tiempo.

Se trata del modelo L.U.C 1963 –la quintaesencia del cronómetro según los artesanos que le han dado vida-; y es que este modelo huye de todo accesorio y complemento centrándose exclusivamente en su funcionalidad y su belleza; por ello la esfera ocupa casi por completo la caja de oro rosa que contiene el mecanismo del reloj.

Un reloj que oculta en la clasicidad y elegancia de su diseño, el puntero saber hacer de una firma que celebra 50 años guardando en su experiencia más de un siglo.