Navegar en tiempo.
Rolex vuelve reversionando un modelo de 1992. Mecánica suiza fusionada con el arte de navegar.
La navegación marítima: el arte y la ciencia de llevar una embarcación.
Es arte por la destreza, y ciencia por los conocimientos físicos, matemáticos, oceanográficos, cartográficos y astronómicos, entre otros.
Los fenicios ya navegaban, pero fue el rey Carlos II de Inglaterra quien elevó esta actividad a deporte. Un descubrimiento en Holanda, que luego se exportó a América y que hoy tiene una dimensión mundial.
Y es por esta dimensión, que existe todo un universo de artilugios y utensilios que hacen que este ejercicio sea más completo y complejo de lo que parece.
De esta manera nace el Oyster Perpetual Yacht-Master Rolesium, creado en 1992 por Rolex. En aquel momento la gran novedad de la casa relojera, que veinte años después vuelve renovado, pero sin perder la unión que existe entre la marca y el mundo de la vela.
Con un nuevo bisel giratorio graduado en relieve, que consigue mantener la identidad única del modelo y sus funcionalidades. Una caja que sigue siendo símbolo de hermeticidad, de hasta 100 metros. Y un brazalete macizo y un cierre de seguridad que evita cualquier apertura accidental.
Hablamos de platino, de acero, de acabados pulidos, de cristal de zafiro, de una esfera azul, de materiales luminiscentes y de movimiento mecánico automático por rotor bidireccional, que no sólo suponen un lujo para la muñeca, sino el compañero perfecto para determinar el tiempo estando en alta mar.
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