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Alguien dijo que no hay nada más difícil de diseñar que la simplicidad...
Giuliano Mazzuoli es de esos italianos que desde siempre ha disfrutado creando objetos inventados con inteligencia y con pasión.
Natural de la Toscana, ese área del noroeste de Italia que a todos nos evoca paisajes y arquitectura de estar soñando, Giuliano cuenta con tradición familiar relojera desde 1700.
Sus primeras experiencias laborales pasaron por la imprenta, con una estrecha relación con el universo tipográfico, hasta que en algún momento de su trayectoria, la creación de dos plumas inspiradas en las herramientas de la imprenta, y en la cafetera Mokina, la de toda la vida, le acercó al mundo del diseño. Y así llegaron los relojes.
Alguien dijo que no hay nada más difícil de diseñar que la simplicidad, y en esa búsqueda personal estuvo Mr. Mazzoli, cuando en su camino apareció el Manómetro, como objeto y como concepto: la vida es aire y fluidos y tiempo. Así que inspirándose en los modelos de 1960 y 1970 y reduciéndolo a 27 mm de diámetro nació Manometrino, un reloj de mujer que después lucieron las muñecas masculinas a un tamaño mayor.
En 2011 la versión italiana de estos dos modelos, se pone en manos de los suizos y así surge una nueva interpretación, con cristal de zafiro convexo antirreflejo, fondo de marfil o negro, y caja de acero pulido, brillante o mate.
Por lo que tener un Mazzuoli es buscar el placer del diseño, de la simplicidad y de la originalidad. Objetos bellos resultado de conceptos bellos.