Nuevo reloj: The Longines Avigation BigEye, la herencia de un piloto.

Lo nuevo de Longines Heritage es uno de esos relojes con clase para aventureros de todo tipo: el Longines Avigation BigEye.

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Hay cosas que llegada «esa» edad uno valora y agradece. El nuevo reloj de la colección Heritage de Longines, el Longines Avigation BigEye, las tiene todas en lo que a este redactor se refiere en los ue a relojería se refiere, claro.

Uno que ya ha desarrollado esa presbicia que acompaña a la otra mitad de una vida, agradece las esferas grandes, sí, pero sobre todo los números visibles. Y dado que se enfrenta uno a un principio de artrosis poco grave y probablemente ya para los restos que le hace andarse con cierta torpeza incluso con este teclado, que los pulsadores de una herramienta sean de un generoso tamaño, también es de agradecer. Pero también la elegancia y la estética, que aunque con ramalazos de adolescencia uno se permite caprichos de relojes de cuarzo divertidos (nunca excesivos) la edad debe ir acompasada de ese estilo que indica quién es uno. O quién querría ser. Y ahí está el reloj que lo tiene todo.

Con una caja de acero de 41 milímetros de diámetro, amplia pero no en demasía, y una esfera negra semibrillante en la que destacan en SuperLuminova los nueve números árabes en su tamaño justo, claramente legibles pero nada desproporcionados, entre los que se encuentra un contador de 30 minutos a las 3 sobredimensionados, el contador de 12 horas a las 6 y un pequeño segundero a las 9,  este cronógrafo que recupera la estética de los relojes de los pilotos clásicos. Y todos estos elementos más gráficos y funcionales, prácticos y estéticos, consiguen que el Longines Avigation BigEye tenga esas cosas que, como decía, uno valora mucho más ahora en el día a día. Cosas que por otra parte siempre ha valorado cuando hacia espeleología o andaba como cabra por los montes, o se dedicaba al barranquismo, al rafting y tantas otras aventuras en las que uno no contaba con mucha tranquilidad para ver el tiempo transcurrido aunque sí con la necesidad. Su cristal de zafiro abombado con tratamiento antireflejos multicapa, ayuda.

En su interior un especial movimiento mecánico cronógrafo de rueda de pilares desarrollado para Longines, el calibre L688.2, de 27 rubíes con una reserva suficiente de marcha de 54 horas. Su estilo se acaba en una pulsera de piel marrón, cómoda, con estilo y muy ad hoc para aventureros.

Heredero de las largas tradiciones e hitos -recuerda Lindbergh- que han convertido a Longines en lo que es hoy, una gran relojera, de confianza, que produce modelos fiables, robustos, de alto rendimiento, y estéticamente impecables y atractivos.  Y como este Longines Avigation BigEye tiene todas esas cosas y recupera y reinterpreta la belleza de los relojes de los grandes pilotos de la historia y como Longines es un reloj eterno, duro e incorruptible, es tan heredable como heredero. Vamos, para dejárselo a tus hijos. Su precio además acompaña, 2.250€, un gran precio para un gran reloj, me parece.

Lucir

Accesorios ideados con el fin de resultar absolutamente adictivos. Joyas, bolsos, sombreros, gafas o zapatos que nos enganchan al primer vistazo.

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