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cerrarLa rosa y el escudo.
Reversionar modelos que han hecho historia es parte de la evolución de la firma relojera Tudor.
Cuando una marca se inspira en una rosa, bajo la enseña de la unión de la fuera y la belleza, la curiosidad inmediatamente se pone en modo ON y es inevitable querer saber.
Por eso deberíamos apuntar que la rosa, a parte de la flor procedente del rosal, de la que existen más de 100 especies diferentes, fue el emblema de una de las dinastías más conocidas que gobernaron el reino de Inglaterra: la de los Tudor.
Pues bien, allá por 1936 Hans Wilsdorf, empresario alemán y fundador de Rolex, decide que esa, la rosa, sea el logo de una nueva marca de relojes que llevaría el mismo nombre que el de la dinastía británica.
Y la marca crece, y en los ’50 Tudor consigue una mayor proyección y dimensión, focalizándose en incrementar los aspectos técnicos. Lo que les lleva a cambiar la rosa que había impulsado los comienzos de la marca, por un sencillo escudo, símbolo de la resistencia y la fiabilidad, como nuevo logo de la firma.
Así Tudor, centrado en un target joven y dinámico, y en el desarrollo de relojes que se han convertido en instrumentos de buceo por excelencia, dedica este año, el 2012, al mar.
Lo que se traduce en un homenaje hacia uno de sus emblemáticos diseños de los ’50, que durante mucho tiempo ha marcado la historia de la inmersión marina: el modelo Heritage Black Bay. Y en el diseño del modelo Pelagos, de titanio, satinado, válvula de helio y hermético hasta 500 metros, que también se inspira en la historia de la marca, en un síntesis de dominio técnico y fiabilidad mecánica.
Una unión entre tradición, naturaleza, y fortaleza que conmemora casi 80 años de maestría relojera.