L.U.C de Chopard cumple 20 años.

A mediados de los años 1996, Karl-Friedrich Scheufele, co-presidente de Chopard, tuvo una gran idea: recuperar la tradición relojera de Louis Ulysse Chopard, el fundador de la casa en 1860, y recuperar la legitimidad relojera. Así nació la Manufactura Chopard de Fleurier.

Impulsado por la idea de que la empresa debía realizar sus propios movimientos, Karl-Friedrich Scheufele convence a su padre –y al consejo familiar- de que el futuro está en los relojes mecánicos. En el mayor secreto, el proyecto fue lanzado en otoño de 1993.

Para manufacturar un calibre original, Karl-Friedrich Scheufele eligió el camino más complejo: un movimiento equipado con un micro rotor para garantizar la máxima flexibilidad; cuerda automática bidireccional para aumentar la fiabilidad; una gran reserva de marcha y la posibilidad de adicionar diversas complicaciones. El calibre ASP 94 fue creado en 1993, pero fue abandonado pues era muy ruidoso y no correspondía a la estrategia de producción deseada.

La versión definitiva fue presentada para la Navidad de 1995, bajo la forma de 20 prototipos del calibre 1.96. El nuevo mecanismo se desarrolló en Fleurier, en el modesto local alquilado que en 1996 albergaba la unidad de producción ultramoderna de Chopard. A medida que la actividad se desarrolla, Chopard compra el edificio, restaurándolo íntegramente en el año 2000.

Diez familias de calibres L.U.C animan  desde entonces más de 70 variantes de mecanismos de alta precisión, y todos tienen el certificado de cronometría otorgado por el COSC. Asimismo, algunos cumplen con los criterios de calidad del Punzón de Ginebra o de la Fundación Qualité Fleurier.

Hoy, Chopard presenta dos nuevos modelos pensados para los trotamundos consumados: L.U.C GMT One and L.U.C Time Traveler One, el primer reloj de horas universales de las colecciones L.U.C., y un segundo huso horario accionado por el calibre inédito. L.U.C 01.10-L, respectivamente.