El reloj que llegó a la luna.

Armstrong, Collins y Aldrin lucían un Omega Speedmaster en su muñeca.

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El 21 de julio de 1969 millones de personas de todo el mundo no apartaron los ojos de su televisor durante horas. Ese día, teorías conspiratorias aparte, el hombre llegó a la luna por primera vez. El tiempo se ralentizó por un momento, los segundos parecieron más largos de lo habitual pero ellos, Armstrong, Collins y Aldrin sabían en todo momento con una precisión exacta la hora que era.

En sus muñecas llevaban un reloj Omega que haría historia, el modelo Speedmaster Professional. Ese mismo año, la firma presentó un nuevo reloj con numerosas mejoras, se trataba de la misma idea pero renovada: el Omega Speedmaster Mark II. Su caja aerodinámica y su calibre 861 de carga manual conquistaron a un gran número de apasionados de la relojería.

Décadas después, como muestra de que los clásicos son atemporales, Omega ha actualizado este modelo convirtiéndolo en la estrella de su catálogo. Ahora su movimiento es automático, la escala taquimétrica se ve en la oscuridad y tiene un calibre 3330 Co-Axial. A quien no le sedujo por completo el modelo de 1969, de seguro lo hará el de este año.

Elegante, ligero y con un acabado excepcional en acero noble y cristal de zafiro. El Speedmaster Mark II es el acompañante perfecto para medir el tiempo de los sueños y de los actos que cambian el curso de la historia, aunque sea la del día día de su dueño.

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