Cinco Canciones Llenas De Luz. Solamente la música es capaz de iluminar la oscuridad.

Por un puñado de canciones podemos mantener la cordura. O no. Cinco Canciones Llenas De Luz.

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Rebuscaba entre los papeles amontonados sobre la mesa el último recibo de la luz. No entendía por qué cada vez pagaba más si ya había hecho todo lo imaginable para reducir el consumo. Incluso había renunciado a su viejo equipo estereofónico que tanto cariño le tenía. Ahora, cuando quería escuchar música, cantaba una canción.

Estaba claro que aquellas viejas bombillas incandescentes que tanto y tan cálidamente alumbraban su vida suponían un derroche. “Vale -se decía-, primero las cambié por unas de bajo consumo y luego estas por las de led… pero el recibo sigue subiendo”. Se estaba poniendo nervioso así que empezó a cantar otra canción.

Nunca salía de una habitación sin dar el interruptor; sus electrodomésticos eran los más eficientes en ahorro energético; tenía todo desenchufado… Lo suyo empezaba a ser una obsesión. Por eso no alcanzaba a comprender cómo podía ser que cada vez pagase más. Era un misterio y eso le afligía. Casi susurrando entonó una canción desesperada.

Había esparcido por el suelo los recibos de los últimos diez años. Los había colocado por orden, uno detrás de otro y había subrayado con un rotulador la cantidad total. No había duda. Su consumo había disminuido e incluso había reducido la potencia contratada pero ahí estaban las cifras… cada vez pagaba más. Le inundó el agrio sabor de la rabia y para desahogarse gritó, más que cantó, otra canción.

Tras unos minutos en silencio mirando aquellos papeles acusadores, se levantó y apagó la luz. Sintió entonces que la oscuridad le reconfortaba y que alguien le daba un abrazo lleno de comprensión. Con parsimonia se dirigió al baño y entre penumbras llenó la bañera, enchufó el secador de pelo y lo dejó justo al borde. Cuando estuvo todo listo, se desnudó y se sumergió en el agua caliente. Entonces tiró del cable y por un instante pudo notar como, por última vez, la electricidad recorría su cuerpo.

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