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cerrarHíbridos, jamón y queso.
Aunque el diseño de los Lexus de la gama F-Sport es el de un pedazo filete en su punto justo.
De toda la vida, un sandwich mixto ha sido uno de jamón y queso. Así, con sólo dos palabras, solucionábamos la bajada a desayunar a media mañana o la cómida ultrarrápida porque nos esperaba una tarde de trabajo de esas que no se la deseas ni al vecino del quinto del bricolage del domingo por la mañana.
Así que, cuando te invitan a un evento en el que vas a probar unos coches «híbridos», a la cabeza te viene, sin saber muy bien por que, una imagen de «si, pero prefiero un filetito». La cosa es que los coches son Lexus, que no es una marca que precisamente tengas asociada a coches con sabor a Sandwich mixto, por lo que las sensaciones son encontradas.
Viene bien que lo primero que te expliquen es que un híbrido es un coche que alberga dos motores en su interior: uno digamos «tradicional» de explosión, y otro eléctrico, con baterías que se recargan mediante la inercia del movimiento del vehículo y el funcionamiento del otro motor. Las ventajas son importantes: ahorro de combustible, reducción de emisiones, ect. Pero uno, que asocia coche eléctrico a esos que llevaban a Seve Ballesteros por esos campos de golf de Dios, le sigue pareciendo que el Sandwich puede ser muy sano, y el jamón y el queso ser muy buenos, pero que sigue anhelando ese filetito.
La cosa va cambiando cuando te los ponen cara a cara. El diseño de los Lexus de la gama F-Sport es el de un peaso filete en su punto justo, de esos que nunca se devuelve al camarero para que le de otra pasadita. EL RX 450h, uno de los que ahora llaman «Crossover» y que tiene una linea preciosa. La berlina LS600h, un cochazo al uso. El IS F Sport, un elegante felino. Pintan bien, muy bien. Y ya, cuando te ponen al volante de uno, y te sueltan (acompañado por un experto que te va aconsejando) en una pista, diciéndote esa frase que siempre has querido oír y poner en práctica: «pisa a fondo», terminas por darte cuenta que el Mixto se ha convertido en un Chuletón de Ávila que no se salta un torero. Conos, aceleraciones, frenadas, derrapes en el barro… la sonrisa en la cara, las pulsaciones elevadas, estar sentado en una máquina que hace lo que quieres y lo hace estupendamente…
Si además de ese menú, el postre consiste en lanzarte dentro de un Lexus LFA, uno de los diez coches de producción más rápido del mundo a más de 280 km/h, la cosa es que al final del día, terminas completamente convencido que a partir del lunes, cuando bajes a desayunar, le vas a decir al camarero: «Paco, hoy no quiero un mixto. Ponme un Híbrido«.