El diamante negro de Molinard.

Corre el año 1921 y en la Maison Molinard la actividad es incesante; inmerso en la creación de una nueva fragancia destinada a perfumar los cigarrillos de las damas, el maestro perfumista Molinard investiga la manera de integrar en su fórmula secreta un elemento inusual: el vetiver. El resultado es excepcional, sin embargo no es exactamente lo qué esperaba; intrigado, da mil vueltas a su obra hasta descubrir el misterio: una rarísima materia prima que por azar incluyó en la mezcla; un pequeño accidente que hoy es todavía el secreto mejor guardado de la Maison y de Habanita, el diamante negro. El éxito es inmediato y, tres años después, se convierte en la fragancia femenina más sensual, enigmática y hechizante jamás creada, el “perfume más tenaz del mundo”.

Envuelto en su halo de misterio, este perfume complejo –compuesto por más de seiscientas esencias–, elegante y silencioso es un mito intemporal, una sinfonía aromática, la obra maestra de la Maison Molinard que la versión 2012 reinterpreta a la manera del siglo XXI, conservando toda su esencia y voluptuosidad. Para Célia Lerouge-Benard –directora general de la firma– redescubrir la alquimia de Habanita, revelar a las nuevas generaciones toda su fuerza y sensualidad es casi un deber y, por supuesto, un orgullo.

Estructurado por fases, las notas base – almizcle, ámbar, sándalo, vainilla, patchouli y musgo de roble– le otorgan un carácter aparentemente sereno, dulce y sutil  para dar paso después a su lado más picante y provocativo gracias a su corazón de heliotropo, jazmín, nuez moscada, rosa, vetiver y madera de cedro. Las notas de salida, intensas y tórridas, explotan con toda la audacia, la energía, la elegancia y la sensualidad de un perfume creado para mujeres especiales, transgresoras, con carácter. Del mismo modo que la fragancia, el frasco que viste a Habanita es una evocación del original diseñado por René Lalique en 1930. Negro mate y rojo, el diseño retoma los frisos de Lalique, otorgándole esta vez un toque contemporáneo, más puro y provocador si cabe.

Habanita