El color y la intención.

Elegancia, seducción, hechizo... Ahora sólo nos queda decidir de qué intención nos pintamos las uñas.

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Los felices o locos años 20, hasta que llegaron a su fin en felicidad y en tiempo y multiplicaron su locura, dieron para mucho, para tanto que incluso nos pintamos las uñas de colores; y es que hasta entonces la moda era llevarlas abrillantadas, naturales, incoloras…

Pasados los años 20 y su estrepitoso final, los hermanos Revson y Charles Lachman lanzan e inaguran Revlon revolucionando aquella tendencia de colorearse las uñas, al otorgarle más matices al color, más colores, gracias al uso de los pigmentos en un innovador sistema de fabricación. Y pasados también los años 30 llegaron los 40, cuando el mundo se rendía a una Rita Hayworth de perfecta manicura en rosas… Y así hasta hoy, cada año y cada temporada matizando colores, pero siempre dando vida a nuestras manos, más allá de sus movimientos, con la luz del color sobre las uñas.

Y de entre todas las propuestas, siempre Revlon, porque nacieron de y con un esmalte de uñas y saben muy bien qué hacer para que Nail Enamel brille y luzca en nuestras manos durante 10 días, sin rastros indeseados y eficacia anti-rotura…  y sobre esta base, el color…

El hechizo del rojo oscuro, casi vino, de bewitching; la reinvención del rosa clásico en class; la elegancia del champagne, de vestir, en elegant; el toque futurista y futurible, en un violeta de reyes y reinas, en fashionista; la fuerza de la acción es azul, verde, turquesa… es impulsive, el ineludible rojo vivo en one perfect coral y el juego de la conquista que es, y así debe ser, rosa en fucsia, plum seduction.

Ahora sólo nos queda decidir de qué intención nos pintamos las uñas.

Revlon

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