Cinco Canciones, mil deseos y un destino. Dejarse llevar por el capricho es tan necesario como saber renunciar a él.

¿Satisfacción o frustración? Que una música incline la balanza.

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Tus deseos son órdenes. Vives para ellos y, aunque casi nunca se cumplan, son mandatos irrenunciables. Sólo tú sabes de tu permanente abdicación y que tus excusas siempre están por encima de tus anhelos. Hoy triunfa la euforia, ¡por fin se cumplirán! Celébralo y pon a todo trapo una canción. O cinco canciones.

El calendario tacha con cruces rojas los días de frustración, pero tu inagotable optimismo siembra de nuevas opciones la esperanza de la satisfacción. Ayer no pasó nada pero hoy, hoy es el día de la redención. Celébralo y canta esa canción.

Los recuerdos siempre mienten y ocultan la verdad. Pasado el tiempo sólo muestran aquello que soñamos que ocurrió. Quizá sea mejor así y creer que los recuerdos de los sueños fueron alguna vez realidad. En cualquier caso, ¡qué más da! Hoy serán ciertos y por eso suena esta canción.

Los caprichos del destino siempre echan a perder tus elaborados caprichos de soñador. Tus pasos, sin remedio, siempre siguen el camino directo al error. Tú tienes todo pensado y previsto para alcanzar el objetivo marcado, aunque nunca nadie llegó. Pero hoy la senda es distinta y en la radio dijeron que nada puede fallar. Celébralo, llena el silencio con una canción.

Ambición, deseo, pretensión, capricho y pasión se escriben con la misma mano que hace tiempo esculpió sobre el destino palabras como desengaño, fracaso, frustración, desilusión, error… Pero hoy no hay lugar para ellas porque hoy sopla el viento del norte. Llega limpio y puro y por eso suena alto y claro una canción. Cinco canciones.

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