Audi R8 LMS GT4. El Audi de competición es tan fiero como lo pintan.

Está bastante claro que hay una categoría de coches donde las marcas tienen la seguridad que la participación en las carreras supone una diferencia publicitaria importante.

El éxito o el fracaso en la competición incide en la trayectoria en el mercado de sus correspondencias deportivas en el catálogo de cada fabricante, tanto más en coches que mantienen escasas diferencias con los vehículos que pueden matricularse.

Audi es una de las marcas que tiene bien claro la importancia de tal hecho, a tenor del lanzamiento del Audi R8 LMS GT4 en el próximo Salón del Automóvil de Nueva York, un modelo de competición carreras-cliente en la categoría GT4 que tendrá su debut en uno de los templos de la velocidad, Nürburgring y sus 24 horas a celebrar a finales del próximo mes de mayo, para luego seguir compitiendo en las restantes 12 carreras de la categoría en Norteamérica, Asia, Australia y Europa.

El Audi R8 LMS GT4 comparte con su modelo base, el Audi R8 V10, el 60% de sus componentes, aunque se limita su potencia a 495 CV para ser homologado en la categoría, donde será una opción terriblemente atractiva para que los mejores pilotos luchen por la victoria en una competición que se presume reñida.

Para lo que no hace falta ser un piloto avanzado es para darse cuenta del atractivo del R8 LMS GT4, un animal de competición que parece dispuesto a darlo todo tan sólo parado en una imagen, como si supiera que ejercer de modelo fotográfico tan sólo es el primer paso para una carrera fulgurante en los circuitos.

Producido en la factoría de Böllinger Höfe, la misma que su hermano «de calle», cada victoria del Audi R8 LMS GT4 conseguirá que se plante una pequeña sonrisa de satisfacción y orgullo de familia en cada uno de los conductores a los mandos del R8 V10 normal, si es que se puede llamar normal a un deportivo que acelera de 0 a 100 en 3,2 segundos y que alcanza los 330 km/h.