Aunque hay muchas versiones sobre cuál fue el primer reloj de pulsera, lo cierto es que fue a principios del siglo XX cuando empezó a popularizarse su uso. Contrariamente a lo que pueda pensarse, las primeras en utilizarlo fueron las mujeres, pero su uso extensivo se produjo tras la Primera Guerra Mundial, cuando los soldados volvieron luciendo en la muñeca relojes de inspiración militar.
Desde entonces, muchas vueltas se le han dado a las correas de los relojes y, aunque se ha innovado y creado con profusión, especialmente en lo referente a materiales, la correa de piel envejecida sigue siendo una fuente de inspiración inagotable para las grandes marcas, ofreciendo una alternativa Vintage, tendencia muy frecuentada durante los últimos años.
Dan fe de ello marcas como Oris, Tudor y Zenith con estos modelos…
Inspirado en el movimiento motero «Café Racer», surgido en Inglaterra a mediados del siglo XX, Pilot Top-Up de Zenith presenta una gran caja de acero envejecido de 45 mm que alberga el legendario calibre cronógrafo El Primero 4069 de cuerda automática y presenta una esfera Vintage de legibilidad perfecta. El envejecimiento de su correa se ha conseguido gracias al empleo de piel de nubuc aceitado revestida con una protección de caucho.
Oris acaba de lanzar la última versión del Divers Sixty-Five con esfera plateada y caja de acero de 42 mm, que se presenta con tres opciones de correa y brazalete: en caucho negro con efecto texturizado; en acero cepillado y en piel Vintage curtida.
Merecedor del premio La petite aiguille al reloj del año durante el Gran Premio de Relojería de Ginebra en 2016, el Tudor Heritage Black Bay Bronze es un reloj de submarinismo de 43 mm inspirado en la historia de la marca y equipado con un movimiento desarrollado en interno. Su imponente caja de bronce hace un guiño estético al uso del bronce en los antiguos navíos. Al extremo, una correa de piel envejecida.
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