Bentley Bentayga Diesel. Nunca se había visto un Bentley así.

Lo de que una marca como Bentley desarrollara un SUV no era ni mucho menos una sorpresa, dada la evolución del segmento y la presencia en él de marcas como Range Rover o Maserati. Pero lo que si constituye toda una novedad es que desarrolle para ese modelo su primera motorización diésel, dando lugar al Bentle Bentayga Diesel, toda una novedad, máxime teniendo en cuenta las restricciones futuras que un buen número de instituciones han declarado sobre este tipo de motores. De esta manera, es posible que la marca británica no sepa que le depara el futuro al Bentayga Diesel, pero está claro que le parece lo suficientemente favorecedor como para apostar por este lanzamiento, que de todas maneras está limitado a Australia, Europa, Nueva Zelanda, Rusia, Sudáfrica, Taiwan y el Reino Unido.

De todas maneras, y como era de esperar, el diésel montado en el Bentayga no es cualquier cosa. Se trata de un V8 de 32 válvulas, 4 litros y triple sobrealimentación, que entrega 435 CV de potencia y 900 Nm de par, lo que lanza al Bentley hasta los 270 km/h de velocidad máxima y le proporciona una aceleración de 0 a 100 en tan sólo 4,8 segundos. No está mal para un vehículo con un peso de 2.390 kg. En cuanto al diseño, el modelo va «marcado» con el emblema del v8 diésel  y una nueva parrilla frontal negra decorado con ligeros bordes cromados, además, por supuesto de los acabados interiores a la altura del lujo y la elegancia que caracteriza a Bentley, como por ejemplo la presencia del reloj Breitling en la consola de instrumentos, todo un detalle.

Por supuesto, el hecho de optar por este tipo de propulsor tiene sus ventajas. La principal, que dispara la autonomía del Bentayga Diesel hasta los 1.000 km, una cifra al alcance de muy pocos modelos. El que podía ser un problema para un motor diésel, el ruido, ser soluciona mediante una doble salida de escape con un silenciador específico. Puede que el ruido del motor no lo delate, pero nunca había existido un Bentley así.