Rutas literarias Otras siete librerías sin las que Madrid no sería lo mismo.
'Una librería es una de las pocas evidencias que tenemos en la actualidad de que la gente sigue pensando'. Jerry Seinfeld.
El papel no ha muerto. Siento decepcionarles, agoreros. Los militantes del libro impreso hemos ganado la primera batalla. Y las librerías —ese refugio para psicópatas con alma de papel, regentadas por profesionales que no sólo venden libros, los leen y son capaces de orientar al lector— siguen al pie del cañón con sus libreros al frente dispuestos a aplacar cualquier tempestad lectora.
Es cierto que existen ciberdealers proveedores de mercancía a la carta a cualquier hora del día. Incluso con envío expreso para casos extremos de delirio y ataques de ansiedad incontrolable. O esos otros hipermercados del saber menos irreales, más de pisar el suelo y tocar el libro, pero igual de impersonales. Espacios asépticos generalmente patrullados por empleados de uniforme casi siempre amables, que teclean casi siempre diligentes ISBN, nombre del autor o ese título que recuerdas a medias. Todo muy pulcro y muy correcto, pero a años luz de la complicidad del librero de siempre. Ese confidente entrañable que no necesita consultar el ordenador para saber con exactitud el libro que buscas. Lo sabe por instinto, con sólo mirarte a los ojos. Porque te conoce de toda la vida. Porque conoce su oficio. Y lo ama.
Por mucho que se empeñen esos aprendices de profeta, pronosticadores del fin del estante y el papel, nuestros queridos libreros resisten. Por fortuna. Y van a seguir paliando la devastación provocada por esa especie de bacilo que nos inoculó la cubierta de nuestro primer libro. Algunos lo logran a base de tradición; otros recreando espacios nuevos donde se mezcla el aroma a libro recién horneado con cafés, vinos, tertulias y otras golosinas especializadas. Todos resistiendo el desangelado embate tecnológico, el atraco de lo neutro en sus pequeñas aldeas irreductibles. Así que, tras una primera (y lejana ya) remesa de territorios lectores, vamos a por la segunda.
- 1 / 7
La Central de Callao. Un palacio para leer como en casa.
Es grande, sí. Como corresponde al magnífico palacete decimonónico que alberga los más de 70000 volúmenes de fondo especializado en filosofía, historia, ciencias sociales y literatura. Sin embargo, los 1200 metros cuadrados de tradición impresa no se asemejan en absoluto a esas otras grandes superficies dedicadas al libro. Porque la Central de Callao se dedica al lector. Pasear por sus tres plantas es uno de los mejores planes para combatir las frías tardes del invierno madrileño. O cualquier mañana soleada. Pues una vez dentro, el clima ya no importa. El tiempo se detiene, subiendo y bajando escaleras, trasteando entre los libros. Y, una vez provisto de los ejemplares deseados, puedes seguir perdiéndolo —el tiempo— en el café-restaurante (El Bistró) o a golpe de cóctel en El Garito.
Postigo de San Martín 8
- 2 / 7
Nicolás Moya. Fundada en 1862.
Pequeña y con solera, muy cerca de la Puerta del Sol. A finales del XIX frecuentaban su trastienda señores como Santiago Ramón y Cajal, José Letamendi, Federico Loriz… Y es que la librería más antigua de Madrid fue la primera especializada en obras de medicina, química, veterinaria. Hoy su fondo editorial se ha abierto a otras materias —con la ciencia por bandera, eso sí— y los estudiantes siguen acudiendo atraídos por el aroma a vainilla y a libro viejo y la certeza de encontrar incluso los ejemplares más exóticos.
C/ Carretas nº 29
- 3 / 7
Desnivel. Espíritu aventurero.
Situada en pleno Barrio de las Letras, Desnivel es, más que una librería, una cultura. Un lugar donde escalar las cimas más altas del mundo a golpe de letras. Montaña, viajes y aventura, libros, mapas, revistas y vídeos son sus especialidades. Aunque la principal, como ellos mismos prometen (y cumplen) es el trato personal. Incluso online. Pues no sólo se trata de comprar. El local de la Librería Desnivel se ha convertido en estos dieciocho años —se inauguró en 1998— en el centro cultural ineludible para todos los amantes de la montaña y la aventura.
Plaza Matute nº 6. Madrid
- 4 / 7
Antonio Machado. Un clásico de los 70.
La librería Antonio Machado se fundó en el año 1971. En el mismo espacio que antes fuera una tienda de sombreros, nació como un lugar casi clandestino donde se celebraban mítines, tertulias, se recitaban poemas prohibidos y se bebía champán hasta altas horas de la madrugada. Ahora da risa, pero antes del 76 trasnochar por Madrid a cara descubierta era una osadía. Además de la sede tradicional en la calle Fernando VI nº 17, la Librería Antonio Machado inauguró el milenio con una nueva sucursal en el Círculo de Bellas Artes (c/ Marqués de Casa Riera, 2).
- 5 / 7
Cervantes y Cía. Ilustre y de autor.
En la calle del Pez, en pleno corazón de Malasaña, se alza este espacio de nombre ilustre, especializado en lectores. Un proyecto librero relativamente nuevo —se fundó en 2012— que rinde homenaje al “sistema Sylvia Beach”. Es decir, un lugar dedicado a la experiencia cultural donde los libros son protagonistas. Pero no los únicos. Lecturas dramatizadas, exposiciones, eventos, presentaciones de libros… También la tecnología tiene su rincón, pues los creadores de Cervantes y Cía no se cierran al futuro ni a los nuevos gustos. Eso sí, no pierden el norte con modelos extravagantes. La librería está llena de libros, como debe ser. Y el lector es su alma. Como debe ser. Por ello en el sótano se celebran cumpleaños literarios, exposiciones y, por supuesto, presentaciones de libros.
Calle del Pez 27.
- 6 / 7
Atticus Finch. Mucho más que libros.
Un ruiseñor con el sello ilustrado de Sara Morante preside la entrada de este delicioso espacio de la calle de la Palma. Eva Boj, su propietaria, siempre deseó un lugar especial gobernado por la literatura y algo más. Un refugio donde sentarse a tomar el té, escuchar música, disfrutar de tertulias, talleres… Todo ello al calor de un libro o al olor, que para el caso es lo mismo, y el bello pajarito de Harper Lee siempre atento. En sus estanterías podrás encontrar grandes clásicos modernos imprescindibles: La historia interminable, Matar un ruiseñor, Las uvas de la Ira, David Copperfield, Pequeño azul pequeño amarillo, Cien años de soledad… Y entre sus acogedores muros, desde cursos de escritura a recitales de poesía, cuentacuentos, lecturas y un club encantador dedicado a los amantes del tejer.
Atticus Finch
C/ Palma 78. Local - 7 / 7
A punto. Un festín a fuego lento.
En A punto se cocina, se aprende a cocinar, se rinde homenaje al vino y la gastronomía. Y también a los libros. En sus anaqueles habitan más de 4000 referencias de libros de gastronomía y vino en todos los idiomas. Una planta entera donde encontrar desde los recetarios de los grandes cocineros hasta libros de cocina para niños, películas gastronómicas y revistas. Los cursos de cocina se imparten justo al lado de la tienda. En la misma planta calle. Una cocina ilustrada preparada para que doce personas cocinen a la vez.
A Punto. Centro cultural del gusto. C/ Hortaleza 64.