Phoenix.
Un juego desalmado donde apostar la identidad
En Alemania, durante la Segunda Guerra Mundial, alguien traiciona a una cantante, a la que mandan a un campo de concentración, donde su rostro queda completamente desfigurado. Acabada la guerra, y dada por muerta, consigue que un eminente cirujano la reconstruya el rostro y la vuelva a convertir en la que era antes de la guerra. Cuando se recupera de la operación, y a pesar de que su amiga la propone huir hacía Palestina o Estados Unidos, comienza la búsqueda de las causas que llevaron al cautiverio y de su marido, al que encuentra, aunque no será como ella ha imaginado.
Se dice muchas veces que el rostro de una persona es el espejo del alma. ¿Pero qué hacer cuando te roban ambas cosas? El director alemán Christian Petzold nos muestra a una mujer a la que la guerra y el nazismo han dejado sin nada, sin rostro, sin alma, sin vida. A partir de ahí, el juego de la narración consistirá en seguirla en su intento de recuperar alguna parte, por pequeña que sea, de lo que tenía. Mientras sentimos ternura por la protagonista, nos sentimos demolidos por la violencia de sus pérdidas. al tiempo que la comprendemos y seguímos en su intimidad vacía, nos incomoda el juego al que se expone. Todo es familiar y extraño, como volver a una casa cerrada tras mucho tiempo.
Phoenix es bella y dura, cercana y desasosegante, sorprendente sin estridencias. Y con un final de los que ya no se ven fácilmente, de los que nos reconcilian con el cine.
Título original: Phoenix
Año: 2014
Duración: 110 min.
País: Alemania
Director: Christian Petzold
Guión: Christian Petzold, Harun Farocki (Novela: Hubert Monteilhet)
Música: Stefan Will
Fotografía: Hans Fromm
Reparto: Nina Hoss, Ronald Zehrfeld, Uwe Preuss, Nina Kunzendorf, Michael Maertens, Uwe Preuss, Imogen Kogge, Eva Bay, Kirsten Block, Megan Gay, Valerie Koch