El gran baile de Dior, a las ocho en punto.

La elección del 8 no es casual. Hace referencia al 8 de octubre de 1946, fecha de la fundación de la casa de modas de Christian Dior en París; y también al nombre de su primera colección, bautizada como ‘En Huit’ (por la silueta en forma de este número que proponía el modisto en los vestidos). Es también el ocho el número de distrito parisino de la Avenida Montaigne, donde nació la firma… Así que, qué mejor que elegirlo para bautizar la colección más emblemática de Alta Relojería de la firma.

El primer Dior VIII Grand Bal se lanzó en el año 2011 y, desde entonces, sigue impresionando en cada nuevo modelo por su gusto por la precisión y la inclusión de detalles minúsculos. En todos ellos hay un motivo constante: la masa oscilante que refleja el ‘barrido’ de un vestido de baile clásico al bailar por el salón. No falta en el último modelo, el Plissé Soleil.

En un delicado acorde gris y blanco, o en una versión más colorida en tonos rosas y amarillos, se trata de una pieza de acero en el que las masas oscilantes funcionales, situadas bajo la esfera, se han fabricado en marquetería de nácar coloreado y oro blanco. Su efecto óptico es muy llamativo, ya que parece que realmente tienen una vida más allá de la oscilación prevista.

Son modelos de 36 mm que cuentan con un bisel engastado de diamantes decorados con un anillo blanco de madreperla. La corona, no podía ser menos, se ha grabado con las iniciales CD y diferentes piezas adicionales se han engastado con diamantes para darle aún más brillo.

Se han fabricado en una edición limitada de 188 piezas por cada uno de los dos modelos y su fabricación es artesana, en los talleres propios de Dior. En su interior, un calibre automático Dior Inverse 11 1/2 con 42 horas de reserva de marcha. Toda una pieza de distinción.