Aurum Dust.

Sin duda es un BMW, lo mires por donde lo mires está claro que lo es, comenzando por su frontal y su diseño tan característico de la casa alemana. Sin embargo se trata de un coupé muy especial, la última novedad de la serie M4, que se ha presentado en el clásico de los coches icono de Pebble Beach, Monterrey, el pasado 15 de agosto.

El color, ese color tan especial y que a muchos nos daría reparo sacar a pasear, se ha creado específicamente para este concept, el Aurum Dust. Sin embargo hay que reconocer que desde el hinchado capó «power dome» que denota el volumen y la potencia del motor que aloja hasta la escultural trasera, resulta uno de los coupés con más fuerte personalidad de los que hemos podido ver últimamente.

Cargado de detalles que refuerzan su fuerte carácter deportivo, desde las expresivas líneas del diseño con grandes entradas de aire en el faldón delantero sobre el que encontramos los faros dobles de LEDs, a los tubos de escape traseros gemelos y dobles, o las elegantes y deportivas branquias laterales integradas en la línea deportiva lateral que además tienen un carácter funcional reforzando los valores de flujo de la cortina de aire del faldón delantero y ventilando los anchos pasos de rueda en que se montan unas llantas únicas de 20» de cinco radios dobles entre los que se pueden ver sus frenos cerámicos de carbono. Y el techo, de fibra de carbono reforzado, tan ligero que deja el centro de gravedad de este coupé más bajo de lo habitual para conseguir una absoluta conducción deportiva.

Dinámico, ágil, potente, ligero… su línea atlética y deportiva lateral se debe también a la gran distancia entre ejes, el largo capó y el remate del diseño de la trasera con el alerón integrado en la puerta del maletero, su robustez se ve en el frontal y la trasera, en el ancho de este deportivo con carácter, como el que hay que tener para conducir un deportivo con ese color. El resto resultará del rendimiento del motor que se le incorpore a este BMW M4 Coupé Concept, pero a la vista de las imágenes, de su basta su presencia para un «uo!». Y poco más tenemos que añadir.