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Lámparas de cuello largo.

Porque las formas que toma la luz, ya no son las sombras si no sus soportes.

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La luz portable no siempre fue eléctrica. El aceite o el petróleo, durante mucho tiempo estimularon la mecha dentro de recipientes de piedra, conchas marinas, bronce, vidrio o barro cocido.

Mientras su diseño, desde que el aventajado de Edison la descubriera al mundo en 1879, ha ido evolucionando dentro de sus tres vertientes: la de pie, la de mesa y la de techo.

Así materiales, formas y colores han dotado a este invento del XIX de la etiqueta de elemento decorativo. Algo que ha servido de trampolín a nuevos diseñadores, que como Paulina Stephens y María del Pilar Velasco, no han dudado en arriesgar en sus últimas creaciones.

Un ejemplo es su GIFU, con reminiscencias a la más alta de todas las especies animales terrestres, por la extensión de su cuello y por sus cuatro patas. Una composición de cinco piezas de madera, por valor de 130 euros, que le permite ser colocada en diferentes posiciones e incluso plegarse.

Pero además en el juego de sus diferentes tamaños, también consigue evocar a una familia, en la que la madre cuida de sus pequeños, lo que puede llegar a convertirse en un pasatiempo con el que crear tu propio grupo de lámparas articuladas. Got it?

Más información GIFU

Vivir

Pequeños caprichos que ponen un toque de confort en nuestra rutina. Objetos de mesa o decoración que nos hacen sonreír de puro placer estético y sin los que ya no podríamos estar.

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