Hola, Lucciola.

«¡Hola!»– me dijo en cuanto abrí la puerta. Su tono así, como simpático y despreocupado, es parte de su encanto. Lo sé, es un objeto inanimado. Pero es que la manera en que me hace sentir en cuanto la veo… me da la sensación como que la Lucciola está ahí. Un toque amable en ese rincón que parecía vacío y sin razón de ser.

Y este perchero-paragüero-luz-objeto de diseño, sin embargo, lo dice todo. Cuenta, por ejemplo, que la forma y la función a veces se conjugan para crear maravillas que, además, te hacen sentir bien. También habla de ser muchas cosas y en todas buenas, porque cada una tiene sentido y entre ellas se van ligando sus diferentes personalidades.

La Lucciola está realizada en cemento y hierro y, a pesar de ser dos materiales rígidos y que dan la sensación de que la belleza sutil no es parte de su esencia, los diseñadores del estudio italiano DORO Design, Darío Olivero y Stefano Ollino, han podido encontrar esas líneas tan bellas que dibujan esa forma tan liviana y elegante, sin perder de vista el aspecto funcional.

Un diseño orgánico inspirado en la naturaleza. Un tronco de árbol del que nacen unas ramas que todo lo iluminan aportando encanto al ambiente. En cada extremo, unas LED integradas sirven para iluminar el ambiente perfectamente, con luz fría o cálida… como lo prefieras.

DORO Design está en plena campaña de crowfunding para lanzar su maravilla, así que puedes contribuir y ser de los primeros en hacerla tuya, desde Natevo.

«Hola», me dice la Lucciola. Y yo que no puedo hacer otra cosa que responderle.