En la localidad holandesa de Riel Una vivienda deliberadamente asimétrica.

El arquitecto holandés Joris Verhoeven ha creado un edificio que parte de lo tradicional para convertirse en algo excepcional.

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El arquitecto holandés Joris Verhoeven es quien está detrás de la creación de este singular inmueble. Él trabaja cada día con la finalidad de que sus construcciones sean duraderas y atemporales. Por eso sus edificios suelen ser sobrios, lo que no quiere decir que sean aburridos sino más bien al contrario; parte de la sobriedad para llegar a la elegancia y lo consigue gracias al buen ojo que tiene para los detalles.

Su última obra es una vivienda levantada con ladrillos moldeados a mano que se inspira en los pabellones del museo Insel Hombroich (en la ciudad alemana de Neuss). En este museo los pabellones son ejercicios espaciales que juegan con la abstracción y con la geometría creando un entorno donde se funden el arte, la arquitectura y la naturaleza. Y esas son las premisas que han guiado a Verhoeven para levantar esta casa asimétrica en la localidad holandesa de Riel.

La vivienda ha sido bautizada con el nombre de RielEstate y el objetivo de su creador era levantar un edifico que le diera un nuevo giro a la arquitectura tradicional de la región. Según Verhoeven, “se trataba de hacer una construcción de un estilo clásico, en el sentido de que lo importante era que no desentonara con el ambiente, pero que al mismo tiempo fuera diferente, extraordinaria”.

La casa, a pesar de sus muros de ladrillo, es poco convencional gracias al tejado a dos aguas deliberadamente asimétrico diseñado por Verhoeven, donde uno de los lados es mucho más largo y empinado que el otro. “He conseguido crear una obra arquitectónica asimétrica gracias a la inclinación del tejado”, reconocía hace unos días el arquitecto holandés a la revista Dezeen.

Las ventanas encajan en esta construcción de la forma más simple posible, situándose ligeramente detrás de los muros y de manera minimalista: sin alféizar ni vigas. Todo lo contrario ocurre con las puertas: tanto las situadas en la parte delantera como las que están en la parte trasera son de roble, señalando al visitante que se encuentra ante un edificio excepcional.

Por dentro, la cocina y el comedor están situados en la parte delantera de la vivienda mientras que el salón, abierto al jardín, está situado en la parte de atrás. La escalera que une las dos plantas forma al mismo tiempo una división entre estos dos espacios y en el mismo plano pero en la parte exterior se encuentra el garaje.

Además del tejado, el ladrillo manual empleado en la construcción de este inmueble es altamente disforme, lo que aporta una dosis de imperfección muy similar a la de los pabellones del museo-parque de Insel Hombroich en el que se inspira. Verhoeven, partiendo de la tradición, ha conseguido construir una ‘rara avis’ en el mundo arquitectónico que no desentona con el entorno que le rodea. Un proyecto difícil que ha conseguido resolver de manera brillante.

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