Saluda al árbol.
Una planta ovalada y la ausencia de tabiques para conseguir la continuidad visual interior y exterior que una escuela infantil necesita.
Al llegar por la mañana, agita su pequeña mano de un lado a otro para saludar a los árboles. Conforme se acerca, su mirada se pierde poniendo toda la atención en los pequeños detalles, el juego de luces, las pequeñas ramificaciones de las hojas, los insectos…la naturaleza conforma un perfecto entorno para estimular su imaginación.
La escuela infantil Fuji Kindergarten, a pocos kilómetros de Tokyo, nace con la idea de potenciar el contacto con el entorno natural como instrumento para favorecer la capacidad de exploración en los niños. Sus diseñadores, el estudio de arquitectura Tezuka architects, pensaron que la forma ovalada de su planta sería perfecta para conseguir la permanente continuidad visual entre interior y exterior, y de este modo generar largos paseos alrededor de un patio central.
Los árboles y el terrazo existentes antes de la construcción, se conservaron como elementos capaces de enriquecer el espacio infantil. Un espacio que arranca del patio interior, y que se prolonga hasta la cubierta por la que asoman las copas de los árboles, y por donde los niños corretean tirándose a través de toboganes hasta el nivel del patio.
La continuidad visual se conserva también en el interior, donde no existen tabiques ni tan siquiera para delimitar los aseos. El único modo de organizar el espacio es mediante unas cajas de madera, que apiladas llegan a conformar auténticos armarios separadores. Las mismas cajas que más tarde son utilizadas como mesas y sillas de trabajo.
Todo el edificio se abre al cielo, pudiendo disfrutar de las copas de los árboles y viendo correr y gritar a los niños por la cubierta. Lo que también podríamos valorar, como una llamada de atención hacia la importancia de aprender a mirar hacia arriba desde la infancia.