Suave belleza que hiere.

El universo naïf esconde un lado seductor e inquietante que nos atrapa tras la inocencia de una mirada cándida. Tanto en la moda como en el arte, esa dulce maldición de la belleza infalible, rotunda y femenina se convierte en atracción fatal que incita a probar unos labios, carnosos y dulces.

Y en materia de estilo se traduce en una tendencia vaporosa y postromántica que evoca los colores pastel, el barroquismo en el adrezzo y una feminidad extrema y grácil de transparencias y tejidos segunda piel.

Iniciamos este camino con los vestidos de seda y cuellos de encaje Twin-Set y collar de perlas de Francisco Gracia Joyas, que invitan a la caricia. Otro componente esencial de esta tendencia es la lencería (Andrés Sardá) con piezas que se combinan con chaqueta de manga francesa BDBA o camisa rosa de seda y volantes de Hoss Intropia. La lencería de Janira o Woman Secret nos ofrecen también esa predilección por la seda y el encaje, generando formas y texturas que se buscan en la superposición de blusas vaporosas de seda y gasa en tonalidades rosa y maquillaje de D&G o Massimo Dutti.

Y un paso más hacia esa extraña pureza nos la ofrece el color blanco que cubre de sofisticación la piel anacarada con mono de gasa Intimissimi.  Complemento decisivo en esa búsqueda postromántica la encontramos en collares o diadema de perlas de nácar y plata que culminan esa indagación en la suave belleza femenina.

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Fotografía: Álvaro Gracia
Estilismo: Gisela Cid
MuaH:  Wild van Djik
Model: Cornelia Ligia