El sofisticado viaje a San Francisco de Alexander McQueen.
La moderna y liberal ciudad de San Francisco acoge la colección de una de las firmas más atrevidas de la moda europea: Alexander McQueen.
San Francisco, una de las ciudades más importantes de Estados Unidos (y del mundo) sirve de inspiración y fondo de campaña al otoño y el invierno de Alexander McQueen, algo que no sorprende si tenemos en cuenta que esta ciudad americana es reconocida hoy como una de las urbes más liberales del mundo; esta ciudad que fue parte de las colonias españolas hasta la independencia de México y que acabó finalmente integrada en Estados Unidos, se ganó la fama como ciudad liberal no sólo por ondear la bandera de la propiedad privada tras su independencia de España (que también) sino por ‘el verano del amor’; ocurrió el primer verano tras la Segunda Guerra Mundial, San Francisco, que como ciudad liberal respetaba a todos y no negaba oportunidades a quienes se las trabajaba, se convirtió en un hervidero de gentes, allí llegaban los militares después de la guerra y también un gran número de inmigrantes, la diversidad sumada a las ideas liberales generó un ambiente en el que se defendían también los derechos de los homosexuales.
Por todas estas razones resulta incluso lógico que Alexander McQueen tome esta ciudad como fondo e inspiración de su campaña, lo hace con la sofisticación que le es propia, con su alma de niño rebelde inglés que apenas pudo soportar su propia rebeldía y con la grandeza de un legado que es, todavía hoy, admirado por todo el mundo de la moda.
Shanelle Nyasiase, Vittoria Ceretti y Rianne van Rompaey, rostros habituales en campañas de Alexander McQueen posan frente al objetivo de Jamie Hawkesworth y nos muestran una colección sofisticada y elegante que se rinde al negro y al rojo, a los flecos y también a los volantes sin negarse tampoco un traje de princesa en color rosa (una princesa, eso sí, un tanto flamenca…).