Roberto Rossellini está considerado como el padre espiritual del neorrealismo italiano y primer paso de la modernidad cinematográfica. Modernidad en la que el director romano entró con un método nuevo de observación de la realidad que puso en entredicho las principales teorías del neorrealismo social. Desde su militancia católico-progresista -combinación ideológica que le acarreó no pocas críticas- y con la búsqueda incansable de la verdad como único dogma, Rossellini fue el inspirador de muchos de los cineastas que vinieron después. Como los jóvenes de la Nouvelle Vague, que apreciaban sus películas cuando crítica y público las rechazaba.
Rossellini nació en el seno de una familia burguesa acomodada. Su padre, el reputado arquitecto Angelico Guiseppe, había diseñado el trazado de la Roma actual y edificado los cines Barberini y Corso, la sala más moderna y grande de la capital italiana. El joven Roberto tenía acceso libre a la sala siempre que quería. Fue en esta época cuando disfrutó con los clásicos Y el mundo marcha y Aleluya de King Vidor, películas que iban a ser determinantes en su pasión por el Séptimo Arte.
Además, su padre se rodeó de intelectuales y artistas que frecuentaban la casa de los Rossellini. El joven Roberto fue admitido en esas reuniones, educándose en un ambiente culto y refinado. De carácter inquieto, abandonó sus estudios de secundaria y se inició en varios oficios, como el de mecánico de su propio taller donde fabricó algunos inventos que más tarde utilizaría en el rodaje de sus películas.
Será a partir de la muerte de su padre y de la dilapidación de la fortuna familiar cuando Rossellini comenzaría a interesarse verdaderamente por el cine, lanzándose a rodar sus primeros largometrajes. Su consagración como realizador le llegaría con los films neorrealistas Roma, ciudad abierta, Paisà y Alemania, año cero.
En la década de los cincuenta, su obra quedaría marcada por su relación con Ingrid Bergman, actriz sueca con la que tuvo tres hijos. Los films Stromboli, tierra de Dios, Europa 51 y Te querré siempre constituyen la trilogía fundamental de la pareja. Tras la ruptura con Bergman y el fracaso comercial de Vanina Vanini, el realizador italiano tomó la decisión de abandonar la gran pantalla y centrar su actividad en la televisión. Así llegaría una serie de tv movies que tenía planeado dedicar a algunas de las figuras clave del pensamiento occidental –entre ellas, Sócrates, Blaise Pascal, San Agustín, Descartes y Jesucristo-, y que debido a su muerte quedaría truncada mientras preparaba el rodaje de Karl Marx.
Rossellini murió en mayo de 1977, días después de haber presidido el jurado del Festival de Cannes. En la clausura de dicho certamen, un periodista le había pedido que definiera su aportación al cine mundial. El director italiano contestó, mi papel es el de aguijonear constantemente a todo el mundo. Esta respuesta hace referencia a la profunda admiración que Rossellini sentía por Sócrates, llamado por sus contemporáneos el tábano de Atenas por su costumbre de interpelar a los ciudadanos con interminables preguntas, que tenían por objetivo despertar los conocimientos que yacían adormecidos en lo más profundo de sus interlocutores.
“Hay que tener el valor de admitir que, desde hace cien años, el arte ha consistido casi exclusivamente en una serie de lamentos. La consideración de un artista ha dependido de la intensidad de sus quejas, a las que luego se calificaba de denuncias, cuando lo cierto es que no son más que lamentaciones.”
“El lenguajes y el estilo neorrealistas son el resultado de una actitud moral, de una observación crítica que nos ha dado deliberadamente como objeto lo obvio, y nos ha hecho olvidar, y aún combatir la forma y su mito.”
“Con el neorrealismo nos vimos desde fuera, de modo despejado, casi con descuido, castigando con ese descuido todas nuestras ambiciones creativas. Así le fue devuelta su autenticidad a las cosas, llegando a una función del cine que ya no era personal, egoísta, sino social.”
“Vivimos instalados en la queja porque nos hemos olvidado de todo lo que existió antes. Para reorganizarlo todo, hay que reordenar también la historia.”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver
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