Crítico y transgresor, irónico e histriónico, descarado, atrevido, apasionado y, por encima de todo, un ser humano lleno de talento que emocionó y conmocionó al mundo con su película ‘La vida es bella’; se trata de una película que lo define, el suyo es un optimismo por convicción, conocedor del lado oscuro de la vida y, a pesar de ello, convencido de su belleza; Roberto Benigni no entiende la vida sin pasión, para él lo comedido es lo mediocre y lo transgresor, el modo de ponerse el mundo por montera.
Nació en un pueblo de la Toscana, en una familia de agricultores católicos, fe en la que fue educado hasta el punto de haber sido monaguillo y haber llegado a ingresar en el seminario en Florencia; abandonó el seminario y terminó sus estudios como contable, a partir de ahí se ocupó ya de su carrera como actor, trayectoria que comenzó como cómico en piezas teatrales que no pasaron desapercibidas para los directores italianos del momento.
En el 91 se casó con la también actriz Nicoletta Braschi y 6 años más tarde todo su trabajo teatral, televisivo y cinematográfico se vio iluminado por la que podemos considerar es su obra cumbre, al menos hasta la fecha: la vida es bella. Entrañable, dura, emocional, inolvidable.
Claro que el talento de Begnini no se limita a una película, lo hemos visto y disfrutado también en su versión de Pinocho en su visión de la guerra de Irak recogida en El Trigre y la Nieve; en A Roma con Amor de Woody Allen o Asterix y Obelix contra el Cesar -todas ellas previas a La Vida es Bella-; y, antes de esta espectacular película, con Fellini en La Voz de la Luna, con Blake Edwards en El Hijo de la Pantera Rosa o con Bertoluchi en La Luna.
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver