Eugène Grindel, más conocido como Paul Éluard, nació el 14 de diciembre de 1895 en Saint-Denis, ese suburbio obrero de casas grises y chimeneas de fábrica. La relativa holgura de su familia le aseguró, sin embargo, estudios, en Saint-Denis al principio, en Aulny-sous-bois después y más tarde, en París. Pero tuvo que interrumpirlos con dieciséis años para pasar una temporada en el Sanatorio suizo de Clavadel, aquejado de tuberculosis. Allí conocería a la rusa Elena Ivanovna Diakonova, Gala, con quien se casó para convertirse en la primera figura iluminadora de su poesía. Pronto estallaría la guerra que lo separó de aquella quietud, la Primera Guerra Mundial. En diciembre de 1914, con diecinueve años recién cumplidos, fue asignado a una sección de enfermería militar, donde la realidad que tuvo que contemplar día a día lo instruyeron sobradamente sobre los agravios de la guerra. Es la atmósfera del frente la que favorece la quiebra de sus valores, su toma de conciencia y sus primeros ensayos poéticos.
Es así como Paul Éluard descubrió poco a poco a la comunidad de escritores de su tiempo, y dentro de esa comunidad a aquellos que ya no pueden disimular su rebeldía contra un orden que consintió una guerra tan abyecta. Así es como teje los lazos que lo unen a Aragón, Bretón, Soupault y Péret, los hombres que correrán la aventura del surrealismo, movimiento del que él será uno de sus más activos animadores. Si, porque aunque en una primera etapa Éluard se puso en contacto con Tristan Tzara y los dadaístas, después del fracasado Congreso para el establecimiento y las directivas del espíritu moderno de 1922, el impulso de su creación poética se confundía con el impulso mismo del surrealismo. A diferencia de muchos de sus amigos, Éluard adoptó una posición prioritaria sobre los poderes del lenguaje, que marcará su trabajo de poeta, lo mejor del surrealismo francés.
En 1927, invitado por Salvador Dalí, viajó a Cadaqués junto a su esposa Gala, quien luego lo abandonó para unirse al pintor. Durante la ocupación alemana en Francia, alejado del surrealismo y militando ya en el comunismo, se convirtió en uno de los escritores más relevantes de la Resistencia. Siempre poeta. Siempre surrealista y comprometido. Si Paul Éluard ocupa un lugar excepcional en el panorama de la poesía universal es por su doble condición humana, la de la fidelidad al más subversivo e innovador ismo del siglo XX, el surrealismo, y la de una responsabilidad política concreta, vivida y sentida y pródigamente incorporada en la actividad literaria.
“Disipa la niebla de nuestro invierno hórrida y nocturna se encendió la pena, floreció la ceniza en gozo y hermosura volvemos la espalda al ocaso. Todo es color de aurora.”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver