Fritz Lang nació en Viena en una familia perteneciente a la clase media acomodada. Muy pronto su amor por la libertad le incitó a abandonar el estrecho clima moral de su ciudad natal, abandonó los estudios de arquitectura y la casa paterna para llevar una vida bohemia, pintar, y viajar a Francia, Alemania, Bélgica, Turquía, China, Japón, Bali y los mares del Sur, ganándose la vida con el pincel. Es probable que estos viajes alimentaran su fantasía y su capacidad para expresar como algo muy cercano lo remoto y lo excepcional. Pero el estallido de la Primera Guerra Mundial le obligó a incorporarse al frente. En el hospital, recuperándose de las heridas sufridas en el frente ruso, conoció al productor de cine Erich Pommer con el que entabló una intima amistad que fue determinante en la financiación de su futuro como cineasta. Empezó a escribir guiones y a dibujar esquemas para decorados de cine porque, a pesar de aquel temprano rechazo por la arquitectura, esta disciplina tuvo una tremenda y decisiva influencia en la precisión geométrica de sus encuadres, nunca superada y sólo igualada por otros pocos cineastas. Su matrimonio con la escritora alemana Thea von Harbou le proporcionó el apoyo literario definitivo para lanzarse a su gran empresa visual.
Lang iniciaría su carrera en la gran pantalla en los años posteriores a la Gran Guerra, en la Alemania devastada y rota de la República de Weimar que acabaría por elevar a Hitler al poder. Esa etapa convulsa la reflejó en las grandes obras de su primer periodo alemán, Las tres luces –traducción mucho menos evocadora que su titulo original en alemán, La muerte cansada-, Los Nibelungos, ‘M’, El vampiro de Düsseldorf, Los espías, la serie del Doctor Mabuse, -‘doctor’ cuyas coincidencias con Hitler son más que notables-, y la joya del cine mudo Metrópolis, la única película declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en su sección Memorias del Mundo. En 1933, cuando ya era el realizador más popular de Alemania y punta de lanza del expresionismo, mientras en los cines de Berlín se exhibía El testamento del Doctor Mabuse, Hitler ganó las elecciones en Alemania. La esposa de Lang se afilió al nazismo. En un encuentro entre aquel judío vienés y el virulento antisemita Joseph Goebbels, éste le propuso dirigir todo el futuro cine del régimen nazi. Fingió aceptar, pero aquella misma noche, sin decirle nada a su esposa, escapó a París y luego en Estados Unidos. No volvería a Alemania hasta 1958, después de un cuarto de siglo de deslumbrante carrera en Hollywood.
En los Estados Unidos, Lang realizó veintidós películas desde su primer contrato en 1934 para hacer la impactante Furia, película en la que descargó toda la ira acumulada por su experiencia con el nazismo. Alrededor de Furia gravitó toda su carrera hollywoodense, que se fue materializando entre las amenazas de la censura del macarthismo y el prestigio y los dividendos que su maestría proporcionaba a los estudios. Además de Furia, su obra norteamericana contiene otros muchos grandes títulos del cine mundial, Sólo se vive una vez, El ministerio del miedo, La mujer del cuadro, El secreto tras la puerta, Rancho Notorius, Clash by night, Gardenia azul, Los sobornados, Deseos humanos, Moonfleet, Mientras Nueva York duerme y Más allá de la duda.
“No llegué a comenzar los estudios de arquitectura. Me quedé en la pintura. Y desde entonces toda percepción es en mí de tipo visual y raramente auditiva.”
“A los productores les interesan los beneficios, quieren saber cuántas personas han ido a ver la película. Pero ese no es mi objetivo. A mí me interesa saber a cuántas de esas personas les han llegado mis ideas.”
“Cuando escribo una escena, a veces, cierro los ojos y esbozo los movimientos, las caras... Convivo durante mucho tiempo con mis personajes antes de empezar a rodar.”
“Ese instante que se nos escapa. Ésa es mi obsesión. Para cada uno de nosotros ese instante existe, un momento de debilidad en el que uno puede equivocarse. Es una ley inevitable en la vida.”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver