André Gide nació en París en una acaudalada familia burguesa de padre católico y madre protestante. Creció muy mimado hasta que su padre, un abogado y reputado profesor de derecho, falleció cuando André tenía once años. Entonces su educación pasó a la implacable disciplina protestante de su madre, que le impuso el despiadado rigor que los puritanos burgueses decimonónicos imponían para ocultar ciertos vicios inconfesables.
Esa férrea formación generó en André una atmósfera de angustia moral que terminó impregnando su personalidad hasta llevarla a un permanente sobresalto entre la moral impuesta y el hedonismo interior. Así creció y vivió André Gide: puritano y hedonista. Y creyente y agnóstico; comunista y crítico con la URSS; tacaño y generoso; casado y permanentemente infiel con otros hombres.
A los veinte años, asqueado de la sociedad francesa e impulsado por su instinto, viajó al norte de África, una aventura que le permitió por primera vez escapar de la opresión puritana, y declaró abiertamente su inclinación sexual. Después de caer gravemente enfermo de tuberculosis, enfermedad de la que tuvo que reponerse en el desierto africano, volvió a Francia. Al poco, en uno de sus viajes a Normandía, la tierra de su madre, terminó por enamorarse de Madeleine, una prima suya con la que terminó casándose a los 26 años, el único amor que su férrea formación familiar le permitía.
Al morir su autoritaria madre, André heredó una considerable fortuna que le permitió dedicarse por completo a la literatura. Por entonces defendió públicamente a su amigo Oscar Wilde, quien afrontaba un proceso que lo acusaba de sodomita. Ya en el siglo XX, junto a un grupo de escritores fundó la que sería la revista literaria más importante de Europa, la Nouvelle Revue Française, de dónde saldría toda la vanguardia de la época.
Con El inmoralista, Gide plantea por primera vez el conflicto de toda su narrativa, la lucha en el interior de un hombre entre la moral puritana y su verdadera identidad. Aunque, si bien ese conflicto se presenta en todas sus novelas, es en Los sótanos del Vaticano donde lo aborda con sarcasmo e ironía, para él y para toda la literatura occidental del siglo XX.
La Iglesia Católica prohibió sus libros y con ello llegó el éxito. Después vendrían Diarios, Corydon, Viaje al Congo, y Los monederos falsos, donde al igual que Cortázar hiciera en Rayuela, además de escribir novela teorizaba sobre ella. Todos o casi todos los libros de Gide son un ejercicio de sublimación de impulsos. Pero no son literatura menor.
Desde una educación cercana a lo perverso, Gide se convirtió, a pesar de Gide, en un uno de los escritores más importantes de su siglo, un hombre de letras moralmente intachable, responsable de una obra literaria extensa, deslumbrante y vanguardista, consciente de su influencia y de su prestigio.
“Ante ciertos libros uno se pregunta: ¿quién los leerá? Y ante ciertas personas, uno se pregunta. ¿Qué leerán? Y al fin, libros y personas se encuentran.”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Escritor, académico de la lengua y humorista gráfico de referencia de miles de españoles durante años, Antonio Mingote nació el 17 de enero de 1919 en Sitges. + ver