La Royal Enfield Bullet de Max Hazan.

Las Royal Enfield eran unas robustas motocicletas británicas que en 1955 comenzaron a fabricarse en la India. Hoy, con las Bajaj –la Vespa india-, son las reinas indiscutibles del continente por su impactante y distintivo sonido de un solo cilindro y su estética vintage. No hay aventurero que se precie que se resista a hacerse unos cientos de millas cuando viaja por allí, mientras que el resto nos conformamos con girar la cabeza para admirarlas. Algunos problemas poco convencionales, como que las marchas estaban en la parte derecha -metiéndose la primera hacia arriba-, y que el freno trasero estaba en la izquierda, han sido los responsables de que muy rara vez se vean fuera de la India. Pero no la han privado del honor de que sea la motocicleta que más tiempo lleva en producción continuada, desde 1948.

Casualidades de la vida. Tres meses con una pierna rota y un viaje de su hermana a la India hizo que su energía se orientara hacia otros derroteros. Max Hazan tiene experiencia como diseñador de muebles, barcos y aviones, así que ahora, fundada Hazan Motorworks, tiene de donde tirar para inspirarse y coger ideas para hacer motos como la Royal Endfield Bullet 500 de 1996 de Max Hazan. Coge el motor, cambia materiales, personaliza los diseños y al final logra un perfecto equilibrio entre el arte y la mecánica.

Excepto el motor, modificado por Ace Fireball Engineering, el resto, desde el bastidor, la transmisión, hasta el último de los tornillos, lo ha hecho él, en dos meses, más o menos. Y el resultado es algo muy especial, singular, una moto única con el motor de una Royal Enfield Bullet. Los detalles son impecables pero lo que de ninguna manera pasa desapercibido es el asiento, una verdadera escultura de madera maciza. Tiene habilidades para diseñar barcos y aviones. Y con las motos ha aprendido rápido, porque también ha construido una Suzuki LS 650 o una Yamaha XS650, entre otras.

Es un capricho. No sabemos si corre. No sabemos si llega. Nunca sabremos si le resultará cómodo sortear los baches de su ciudad. Con sus frenos de tambor es mejor no ir de kamikaze. Pero es una obra de arte que suena que te mueres.