Las joyas hechas polvo de Ágústa Sveinsdóttir.
Hacer bello lo despreciable. Buscar entre los despojos, lo que se olvida y se oculta. Lo que se barre y avergüenza. Y convertirlo en joyas.
Lo único permanente es el cambio. Y aunque nos empecinemos en estar aferrados a un instante, un objeto, una persona, la realidad un día nos sacude y nos enteramos de que aquello que nos mantenía atados, simplemente es otra cosa. Y así lo representa Ágústa Sveinsdóttir en su línea de joyería Dust.
Complementos realizados en metal y partículas de polvo que con el paso del tiempo van mutando, van perdiendo ese material tan (cuanto menos) curioso para dejar ver la real estructura de la pieza.
Ágústa buscaba exactamentente eso. Expresar el cambio constante. Esa sensación de irse, diluirse, esfumarse como los recuerdos que juegan el extraño tango entre la memoria y el olvido. Esa nostalgia que se balancea entre lo que recordamos vivir y lo que realmente existió.
Inspirada por la Vanita pictórica de la Edad Media que representaba la decadencia a través de esos bodegones oscuros con objetos putrefactos o que simbolizaban la muerte, la diseñadora recorrió los paisajes desolados de su Islandia natal, en busca de granjas y parajes abandonados. En un paisaje inhóspito y que podría ser considerado como sin muchos recursos, ella fue recolectando diferentes polvos en las construcciones abandonadas que fue encontrando por toda la geografía.
Sveinsdóttir utiliza en Dust un pegamento biodegradable para pegar el polvo en sus anillos, bazaletes y pulseras que también se va con el tiempo para descubrir el diseño original. Además de demostrar que se puede crear belleza con materiales que se consideran inservibles.
Esta línea de joyas es parte del proyecto Espiritualismo, Artesanía y Desperdicios que realizan los estudiantes del Departamento de Diseño Industrial de la Academia de Arte de Islandia. Dentro del programa, pretenden encontrar respuestas al actual papel que juegan los diseñadores en la sociedad.
Dust permite que aquel que use sus piezas sea testigo de la transformación y desintegración. Ver cómo las cosas ya nunca volverán a ser. Son efímeras y el tiempo las modifica. Todo es intrascendente menos el cambio que es perpetuo.
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