Apichatpong tenía una cámara.

Además de premiado director de cine, es tailandés. Y tiene una lomokino muy especial...

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Apichatpong Weerasethakul nació el día del Carmen de 1970, pero como sus padres, físicos ambos, y Tailandeses, y de ascendencia china, lo alumbraron en Bangkok lejos estaban de saberlo. Tampoco es importante para un tailandés que el 16 de julio sea el día de la patrona de los marineros, aquí.

Apichatpong, que ahora tiene 41 años, mientras era joven fue a la universidad. A estudiar arquitectura. No porque fuera tailandés. Lo de la universidad. Ni lo de estudiar arquitectura, claro. Tampoco es importante. Pero antes de terminar arquitectura le dio por grabar un corto que tenía por nombre «bala». Bullet, en realidad. Y esto ya es importante en la vida de Apichatpong porque le debió gustar la cosa del cine y cogió su petate tailandés y con las mismas se marchó a hacerse un master de fine artsfilmmaking en el School of the Art Institute of Chicago, en los Estados Unidos, los de América.

Así, Apichatpong cuatro años después cumple los veintisiete en Chicago, que está a unos 13778 kilómetros en línea recta de Bangkok, aunque esto tampoco tiene importancia. Pero cuando cumple los veintinueve va y monta una productora que se llama Kick Machine para producir sus películas. Lo que pasa en esos dos años es de imaginar, puertas, rechazos… el caso es que se lanza con la productora y al año siguiente presenta un documental «Dokfa nai meuman» que viene a ser algo así como «extraño objeto a mediodía» y le llueven los premios, Rotterdam, Vancouver, Londres, Hong Kong, Singapur. Y esto es importante porque los siguientes diez años, Blissfully Yours, Tropical Malady, Syndromes and a Century y  Uncle Boonmee who can recall his past lives, sus películas, obtienen todas un hueco entre los premios de los festivales de Cannes de 2002, 2004 y 2010, y en el de Venecia, con un León de Oro de verdad en el 2006. De oro como la Palma de Cannes del 2012 con la del tío Boonmee que puede recordar sus vidas pasadas, que puede que sea algo muy Tailandés, pero yo no lo sé.

El caso es que entre Leones y Palmas, palmas y leones, y un montón de colaboraciones artísticas, el 19 de mayo, que es un día que en el santoral católico se cuentan unos trece santos, aunque esto tampoco es importante, allí donde consiguió la palma de oro, en Cannes, de Francia, presenta una colaboración muy especial, un corto. Se llama cenizas. «Ashes», vamos.

Aunque el corto dura unos 20 minutos de ser un corto podría haber sido muy corto, de a lo sumo unos 48 segundos, si a pesar de que ya rueda en condiciones porque con sus 41 años y todos sus premios pues ya puede, sólo hubiera grabado un rollo con la lomokino MUBI Edition, que es una Lomokino casi normal, como el resto de las Lomokino, con su película de 135, una lente de 25mm, un área de exposición de 24mm x 8.5mm, enfoque de normal a infinito y su manivela para rodar a una velocidad aproximada de 3 o 4 frames por segundo. Y trípode. Y un trocito, una escena de «Ashes», el corto de Apichatpong, para verlo como la Lomokino Scope.

La Lomokino Mubi Edition cuesta 109 euros con todo, incluido el trocito de película de Apichatpong. Además tanto el scope como la cámara son blancas con lunares de colores, como de faralaes, perfecto para sacar a la virgen al mar, a la patrona de los marineros, a Santa Carmen. Pero eso, si eres Tailandes, tampoco tiene mucha importancia. Aunque te gusten que te den las palmas. De las de Cannes. Y de las otras.

lomokino.com/mubi

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