Hermès, de estreno en la Milla de Oro de Madrid.

Las tiendas de las firmas de lujo que se encuentran en la calle Ortega y Gasset y alrededores, o lo que es lo mismo, en la Milla de Oro madrileña, se encuentran en continua evolución. Hace mucho que no vale el diseñar un espacio bonito y desentenderte. Al contrario, hay que estar siempre modificando, mejorando, evolucionando… y de eso entiende mucho Hermès.

La firma gala no se ciñe a cambiar colecciones y escaparates cada semestre, tratando de adaptar cada nueva colección a las demandas de sus clientes. Sus espacios también son motivo de continuo estudio, de ahí que decidiera a finales del pasado invierno cerrar las puertas de su local en la mítica arteria de las compras madrileñas, abrir un espacio efímero durante unos meses y aprovechar ese tiempo para remodelar de arriba abajo la boutique.

El resultado se ha puesto de manifiesto con el comienzo del curso, una reforma que ha llevado a cabo el estudio de arquitectura RDAI, que es el encargado de las boutiques Hermès en todo el mundo. Han respetado el interiorismo, con colores suaves, blancos y cremas que se suceden con maderas claras; y se han ganado 100 metros cuadrados más de espacio de tienda, que pasa a tener 450 metros cuadrados (se ha ganado de almacén, que se ha situado en un espacio superior).

Para el suelo de la boutique se ha escogido terrazo veneciano con madre perla y cristal de la cristalería francesa de Saint Louis, además de un mosaico en la entrada que se inspira en los tonos tostados de los campos de Castilla, un guiño a España que conjunta a la perfección con el resto de la boutique, con muebles de madera de cerezo y un desarrollo acorde con la filosofía ecológica y pro-renovable de la marca.

Uno de los problemas de la boutique era su forma alargada, con una última zona en diagonal que casi quedaba escondida para muchos clientes. Esto queda solventado con la ganancia de espacio, así como con una distribución más armónica que invita a seguir andando hasta el final. No hay excusa ya para no conocer hasta el último de los secretos de la ‘maison’.