El complejo y estresante negocio de la moda de lujo.

La experta Dana Thomas describe como el mundo de la moda mutó de una locura romántica y creativa, a un mundo de poderosas multinacionales.

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Tras celebrarse las Semanas de la Moda de Nueva York, Londres y Milán se hace evidente que la multimillonaria industria de la moda se ha convertido en una carrera y el ritmo se ha acelerado de manera espectacular.

«En el pasado, existían dos estaciones distintas, primavera y otoño«, afirma Julie Gilhart, consultora de marcas de lujo, y ex directora de moda de los grandes almacenes de lujo Barneys New York durante 18 años. «Ahora hay una temporada pre-otoño, otoño, de vacaciones, pre-primavera y primavera”.

Los estadounidenses gastaron más de 200 mil millones de dólares en ropa y artículos y servicios relacionados en 2013, según el Bureau of Labor Statistics (Oficina de Estadísticas Laborales). Los consumidores, absorben moda y esto se refleja en un cambio global en la anticuada manera europea de hacer negocios, cuando las casas de diseño defendían la creatividad por encima de todo.

«El negocio de la moda de lujo era pequeño, un negocio nicho para una clientela nicho«, asegura Dana Thomas periodista experta en moda y colaboradora de conocidos medios como The New Yorker, Vogue, Harper’s Bazaar y Newsweek. «Louis Vuitton sólo tenía dos tiendas una en Niza y otra en París«.

En su nuevo libro editado por Penguin Press, ‘Gods and Kings: The Rise and Fall of Alexander McQueen and John Galliano‘ (Dioses y Reyes: Auge y caída de Alexander McQueen y John Galliano), Dana Thomas relata los sucesos que han afectado a la industria de la moda de lujo en el viejo continente.

En las últimas décadas, el mundo de la moda ha sufrido cambios muy importantes, habiendo sido adquiridas muchas empresas familiares por grandes conglomerados del lujo.

En el pasado fueron inversiones atractivas, especialmente para el promotor inmobiliario francés Bernard Arnault, que consideraba la industria del lujo importante para Europa y se fijó en Christian Dior, que estaba a la venta.

En 1984 Arnault se centró en Dior y ahora es propietario de LVMH el mayor conglomerado del lujo que cuenta con más de 50 marcas, que incluyen el vinos, ropa, perfumes y cosméticos. Arnault empezó a ser conocido como «el lobo con abrigo de cachemire”.

«Los ejecutivos de Arnault no tenían conexión previa alguna con el mundo de la moda, pero sabían cómo hacer dinero, y cómo contratar a los ejecutivos adecuados para el negocio«, señala Dana Thomas que añade «Empleados de Unilever, o de Whirlpool fueron contratados por las empresas de moda y se empezaron a aplicar las técnicas de negocio de los MBA con estas viejas compañías familiares«.

Tanto dinero, poder y glamour en la nueva industria de la moda, nubló a muchos CEO «El personal, se refería a Bernard Arnault como ‘Dieu’ o ‘Dios’, y decían cosas como ‘Bueno, eso es una gran idea, pero ¿qué pensará Dios?’, asegura Thomas.

Dioses como Arnault ungieron a los diseñadores de moda como nuevos reyes de este nuevo y lucrativo juego corporativo. En 2011 John Galliano, entonces jefe de diseño de Dior, fue despedido después de una diatriba antisemita en un bistró de París. Un año antes, el diseñador Alexander McQueen, que había estado luchado contra la depresión, se había suicidado. “Ambos arrastraban sus propios demonios, pero también pagaron un precio enorme por el cambio que vivió en aquellos años el negocio de la moda”, asegura Dana Thomas.

«Marc Jacobs estuvo en rehabilitación dos veces, Tom Ford, cuando fue despedido de Gucci, aseguró haber sufrido un grave ataque de depresión«, asegura Thomas y añade «Yo pensé, algo está pasando aquí. Es demasiado estresante tratar de cumplir todos los plazos y se corre como en una rueda de hámster para que luego te arrojen a un montón de estiércol «.

Para mí tanto McQueen como Galliano son la metáfora perfecta de cómo el mundo de moda mutó de una locura romántica y creativa, a un mundo de poderosas multinacionales. Después de su caída todo cambió y los creadores de alta costura se volvieron más temerosos, más cautos, más pragmáticos, renunciaron a cambiar el mundo, y aprendieron a no llevarse el trabajo a casa”, observa la autora.

John Galliano regresó a las pasarelas en París la semana pasada; y en Londres, se celebra desde el pasado sábado una retrospectiva de los diseños el difunto Alexander McQueen en el Museo Victoria & Albert. En cuanto a Bernard Arnault, antiguo jefe de estos reyes de la moda, Forbes lo sitúa a él y a su familia en el puesto 13 de la lista de multimillonarios mundiales. Como señala Thomas, los Reyes van y vienen, pero los Dioses se quedan.

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