Equilibrio.

El hecho de saber que Wang era el ‘chico nuevo’ dentro de Balenciaga hizo que saltasen todas las expectativas.

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El hecho de saber que Wang era el ‘chico nuevo’ dentro de Balenciaga hizo que saltasen todas las expectativas. No había piedad alguna: había que continuar con la imagen que Ghesquière, su predecesor, había creado y mantenido durante más de 15 años y, al mismo tiempo, demostrar que el cambio estaba a la vuelta de la esquina. Introducir una nueva personalidad respetuosa con la anterior. ¿Imposible? Quizás no…

No resulta fácil imaginarse al joven californiano tirado por los suelos de la casa de modas, investigando hasta el último detalle recogido por todos aquellos que día a día se impregnan de una filosofía y estilo de vida, pero lo cierto es que Wang se ha estudiado al milímetro cada costura, color y material de la historia de Balenciaga. Está ahí y pretende comenzar desde el principio, haciendo bien las cosas y cumpliendo con las bases asentadas desde los años 20.

La presentación formal tuvo lugar en París, donde la colección otoño-invierno 2013 presenta a una mujer austera en colores pero con una elegancia innata. Los materiales, como el cuero agrietado, fueron los encargados de aportar ese toque despreocupado que identifica a Wang. Siluetas muy estructuradas y abundancia de drapeados demostraban que Balenciaga estaba ahí, en la forma.

Un trabajo que puede firmarse con orgullo y, sobre todo, un equilibrio impecable.

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