El collegiate tiene dueño.

Los años sesenta marcaron un antes y un después en el mundo de la moda, al igual que muchas otras décadas. Pero si hay algo que se haya rescatado con el paso de los tiempos y de manera correcta, renovada y manteniendo la esencia del ‘mito’ ha sido el estilo collegiate. Tommy Hilfiger rinde tributo el próximo invierno a Mary Quant y su minifalda, además de a las eternas piernas de la rubísima Twiggy, a través de su sastrería impecable.

En lo ‘insignificante’ reside el valor de las cosas… una teoría que en la moda ha situado en la cima del diseño a la dedicación por los detalles hasta rozar la perfección. La firma británica es uno de los referentes en cuanto a sastrería meticulosa se trata, con cortes clásicos que encuentran la reinvención a través de nuevos materiales, como los cuadros Príncipe de Gales o la clásica raya diplomática que, en esta ocasión, se ensancha.

La esencia universitaria de la mítica liga del norte de EE.UU, Ivy League, se puede respirar a través de bufandas y abrigos con estampados gráficos-colegiales, además de los tradicionales kilts escoceses, que inspiran el largo de las faldas.

Una colección que ayuda a reescribir la historia de la sastrería y que destapa al nuevo genio del estilo collegiate…