Inspiradora e irrepetible.

Un cabello cuidado es un cabello hermoso. Pero cuidarlo no significa embadurnarlo sin ton ni son de mascarillas y elixires, sino proporcionarle justo lo que necesita. ¿Y sabes qué es lo mejor? Que no hay que ser un licenciado en cortes y tintes para saber lo que le hace falta: el lenguaje capilar lo entiende cualquiera. Con echarle un vistazo al tuyo sabrás rápidamente qué te está pidiendo: un tijeretazo que sanee, un desfilado que proporcione estilo, un chute de hidratación, unas dosis de brillo, un plus de color… Escúchale, te está hablando.

Pero si ves que no os entendéis tú y tu melena, pon rumbo a los salones de Esther Llongueras y prueba a convertirte en una mujer Twenty One. En estos establecimientos consideran a cada clienta como un  reto y en vez de imponer a todas el sello típico de la casa, personalizan cada servicio, individualizando cortes, tintes y tratamientos. Esta customización da como resultado peinados cómodos, favorecedores y muy fáciles de mantener en casa.

Independientemente de este tú a tú personal con cada clienta, Twenty One By Esther Llongueras ha presentado su colección de primavera para lucimiento del arte y la gracia que tienen sus estilistas. Las claves de sus looks resultan muy llamativas: proponen flequillos desiguales, cortos infinitos, ondas lisas y asimetrías suaves; todos capaces de recrear lo que ellos denominan “movimiento estático”. Los colores componen juegos de luz cambiantes; a la base, rubios extremos, castaños y cobres y ciertas pinceladas en tonos ilusión (algunos en, rosa o azul, nos parecen pelín estrambóticos…).

Si tus malos días capilares se suceden, prueba el Twenty One; su objetivo no es otro que el de hacernos sentir únicas e irrepetibles.