La edad de la inocencia.
El invierno de Oysho es una muestra de sensualidad inocente y cálida.
La edad de la inocencia y el tiempo del abrigo, de la chimenea encendida y la mantita en el sofá, de la comodidad y el encanto, la funcionalidad y la belleza, una sutil insinuación de sensualidad… así es, o así nos parece al menos, el invierno que propone Oysho, cálido y envolvente en blanco y beige, cobalto o verde aguamarina.
El invierno de Oysho elude la sofisticación, se rinde a la sencillez y nos acoge para darnos cálido acomodo tanto en sus colores como en sus formas que se acercan al oversize y se rinden a los cortes masculinos adaptados a los cuerpos de mujer en las propuestas de hogar, noche y descanso; es esa sencillez y la ausencia de elementos y colores más típicos de la lencería seductora y sofisticada, lo que convierte esta colección en una propuesta funcional y apta para todos los cuerpos.
Claro que, hablando de lencería, resulta ineludible un punto de sensualidad, el que evoca el ajuste de un body a la cadera, el detalle de un encaje o un aguamarina que realce el verde de tus ojos… Una sensualidad inocente y cálida, de pocos años o de lunes a viernes.