Memorias de África.

Fue en Besotho, una pequeña tribu surafricana, donde Nanimarquina encontró la inspiración para esta colección.

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Bosques y sabanas, montañas y dunas, áridos desiertos, paisajes extraordinarios o espectaculares puestas de sol…, algo pasa con África que me atrae de una forma irresistible; me impresiona su cultura, su diversidad, su inmensidad y esa luz cegadora que todo ilumina, pero sin duda alguna es su gente lo que me cautiva: miradas limpias y sonrisas cálidas que abren de par en par las puertas de un mundo fascinante, un universo de color donde la fantasía manda.

Todo es sorprendente. Desde Marruecos hasta el último rincón de Sudáfrica, desde las grandes capitales cosmopolitas hasta la tribu más recóndita y primitiva, siempre descubrimos algo especial. Y es precisamente en Besotho –una pequeña tribu situada al sur del continente africano– donde Nanimarquina halló la inspiración para diseñar su colección de alfombras African House. Una colección que acerca la simbología cultural de esta etnia sudafricana en la que las mujeres decoran el exterior de sus sencillas casas de adobe con delicados ornamentos vegetales y florales, inventando bellísimas alegorías para invocar a los dioses de la lluvia, del sol y de la paz. El relieve sobre la alfombra de lana reproduce el tratamiento del barro de sus murales, en tonos ocres, tierra y arena; un aire étnico capaz de transportar los evocadores motivos exteriores sudafricanos al interior de nuestras casas.

Aunque Nanimarquina dispone de magníficas colecciones posteriores, reconozco que me cuesta resistirme al encanto, la calidez y el embrujo de las alfombras African House.

Nanimarquina

Vivir

Pequeños caprichos que ponen un toque de confort en nuestra rutina. Objetos de mesa o decoración que nos hacen sonreír de puro placer estético y sin los que ya no podríamos estar.

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