Del 5 al 16 de junio de 1972 se llevó a cabo en Estocolmo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano. Esta reunión al más alto nivel recogió determinadas inquietudes que en el marco del orden mundial fueron documentadas y expresadas por los gobiernos, la sociedad civil, la comunidad académica y la científica. Estas inquietudes se centraban principalmente en el problema ambiental que suponía la demanda de recursos para una población cada vez más abundante, y la contaminación emanada de los procesos productivos existentes, debido a los estilos de vida dominantes hasta ese momento. Es decir, lo que trascendió en aquella reunión fue la preocupación universal por la relación inseparable entre desarrollo y medio ambiente.
La agenda del encuentro estuvo marcada por un estudio previamente realizado por Rene Dubos y Barbara Ward titulado Una sola Tierra. El cuidado y conservación de un pequeño planeta. El informe señalaba dos posturas antagónicas y vigentes en aquel momento en la comunidad científica internacional, el antropocentrismo y el ecocentrismo. Como resultado de los trabajos realizados y recogiendo en gran medida lo señalado en el informe Ward y Dubos, se redactó la Declaración de las Naciones Unidas Sobre el Medio Humano, una declaración de 26 principios y 130 recomendaciones con una proclamación fundamental compendiada en siete grandes principios que decía en parte:
El hombre debe hacer constantemente recapitulación de su experiencia y continuar descubriendo, inventando, creando y progresando. Hoy en día, la capacidad del hombre de transformar lo que le rodea, utilizada con discernimiento puede llevar a todos los pueblos los beneficios del desarrollo y ofrecerles la posibilidad de ennoblecer su existencia. Aplicado errónea o imprudentemente, el mismo poder puede causar daños incalculables al ser humano y a su medio. A nuestro alrededor vemos multiplicarse las pruebas del daño…
A pesar de este primer gran esfuerzo, el consenso alcanzado no logró obligaciones de carácter jurídico entre las naciones participantes. Sin embargo, la Conferencia de Estocolmo fue la primera gran conferencia de la ONU sobre cuestiones ambientales internacionales, y es ampliamente reconocida como el punto de inflexión en el desarrollo de la política internacional del medio ambiente.
La economista y periodista británica Barbara Mary Ward interpretó un papel nada despreciable en esa Conferencia y posteriormente frente a los gobiernos occidentales en sus esfuerzos por compartir su prosperidad con el resto del mundo. Ward estaba sobradamente preparada para ello: se había educado en La Sorbona y en Oxford, donde consiguió la máxima titulación de la institución, en filosofía, política y economía. Trabajó en la prestigiosa revista económica The Economist y después dirigió durante cuatro años otro de los medios de comunicación británicos más prestigiosos, la BBC. También trabajó en las universidades de Hardvard y Columbia, y fue miembro de la Comisión Pontificia Justicia y Paz, antes de comenzar a preocuparse por los temas ambientales, siendo una de las primeras defensoras del desarrollo sostenible.
“No podemos engañar al ADN. No podemos esquivar la fotosíntesis. No podemos decir que no vayamos a estar condenados al fitoplancton. Todos estos pequeños mecanismos proporcionan las condiciones de nuestra vida planetaria.”
“La educación no sólo trajo la idea de igualdad sino también otra creencia que nos hemos acostumbrado a dar por sentada en Occidente, la idea de progreso, la idea de que la ciencia y la tecnología pueden ser utilizadas para mejorar las condiciones del hombre.”
El mundo está lleno de gente interesante, de gente que aporta, que crea, que sabe… la gente que construye en sociedad, la gente que admiramos, en la que creemos, es ésta.
Abogado, doctorado en ciencias políticas y presidente número 28 de Estados Unidos, Woodrow Wilson nació en Staunton, Virginia, el 28 de diciembre de 1856. + ver
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