Van Gogh, la oreja y otros enigmas.
¿Por qué Van Gogh se cortó una oreja? ¿Por qué estuvo recluido? ¿Por qué se suicidó?
Son algunas de las incógnitas que intenta desvelar la pinacoteca que lleva su nombre y que dedica la muestra Al borde de la locura. Van Gogh y su enfermedad a la atormentada vida del pintor. El Museo Van Gogh de Ámsterdam se adentra por primera vez en los tortuosos senderos mentales del genio. La exposición pretende arrojar luz sobre los orígenes de su enfermedad y su lucha personal contra ella. Pero también explora la influencia del estado mental del artista en su lenguaje pictórico.
Lo cierto es que Van Gogh no tenía muy buena prensa entre los habitantes de Arlés. Su comportamiento errático y los diferentes episodios psicóticos protagonizados por el artista provocaban el rechazo social. Aunque la gota que colmó el vaso fue el asunto de la oreja. Van Gogh se cortó el lóbulo izquierdo tras una fuerte discusión con su —hasta entonces— amigo Paul Gauguin. No era la primera vez que se enfrentaban. Y es que Gauguin tampoco era un personaje sosegado. Dos personalidades conflictivas, una competencia feroz, opiniones contrapuestas y absenta a discreción no auguraban un final feliz. Poco más de dos meses de convivencia en la Casita amarilla bastaron para desatar la furia de uno y otro. Aquello acabó en bronca. Y de las gordas. Y a los vecinos les faltó el tiempo para solicitar por escrito la reclusión del holandés.
Tal petición es uno de los documentos originales que se pueden encontrar en esta exposición, junto a las numerosas cartas de Vincent Van Gogh a su hermano Théo, los informes policiales o el detalle de las circunstancias de su suicidio. Todo ello arropado por las veinticinco obras que ejecutó durante el último periodo de su vida. Aquel año y medio que desbordó su locura y le condujo a una muerte extraña. Pues no fue el tiro que se pegó en el pecho la causa primera, sino la infección que contrajo dos días después.
Entre los cuadros expuestos, se incluyen importantes préstamos de museos internacionales. Así el retrato que Van Gogh hizo de su médico, Félix Rey —obra maestra prestada por el Museo Pushkin de Moscú, que se expone por primera vez en Ámsterdam— o Naturaleza muerta con plato de cebollas, procedente del Museo Kröller-Müller de Otterlo. Las dos muestran cómo Van Gogh intentaba retomar su rutina tras el incidente de la mutilación.
Otras, como El jardín del asilo o Campo de trigo después de la tormenta —ambas pintadas en el hospital de Saint-Rémy—ponen de manifiesto cómo el artista se aferraba al trabajo como único salvavidas ante sus delirios. Cuadros que, junto a Raíces de árbol, zambullen al espectador en el lado más oscuro de una mente atormentada. Una vida marcada por la melancolía, el autodesprecio y la desesperación.
En el Museo Van Gogh de Ámsterdam, del 15 de julio al 25 de septiembre de 2016.