El ‘gentleman’ viajero de Alfred Dunhill.
Annie Leibovitz se encarga de presentar la elegancia británica con mayúsculas: la de la colección invernal de Dunhill.
Alfred Dunhill fue un auténtico caballero en cuanto a estilo. Es uno de los símbolos del saber vestir británico, de ahí que la firma que fundara en torno al lujo a principios del siglo XX siga siendo un referente. De hecho, está considerado uno de los ‘padres’ del mercado moderno del lujo, tal como lo entendemos hoy, abriendo negocios en Londres, París y Nueva York antes de que existiera eso que llamamos ‘expansión internacional aperturista’.
Este invierno ha supuesto el estreno como director creativo en la firma londinense de John Ray, hasta ahora parte del equipo de Gucci. El diseñador ha querido comenzar su andadura en Dunhill partiendo de las bases de la firma, de lo que es su ADN, de ahí que su colección sea, ante todo, elegante. No hay opción a la duda: cualquier prenda de la misma tiene la seguridad de que será un triunfo, tanto por calidad del paño como por la excepcionalidad del corte. Y para ello escoge lanas suaves, tejidos únicos y estampados y colores personales pero clásicos, ya sea raya diplomática o tres piezas ceñidos a la silueta.
Y como no hay mejor estreno que el que se hace por todo lo alto, qué mejor que elegir a la gran Annie Leibovitz para hacer de maestra de ceremonias en la campaña. Ella se ha encargado de dirigir y fotografiar a los modelos en una clásica mansión británica, en una especie de escapada metafórica que permite ver la versatilidad de las prendas, perfectas para un viaje o para plena urbe.
Han posado para ella Andrew Cooper, uno de los modelos ‘top’ del momento y que es, a su vez, imagen de la última fragancia masculina de la firma; Tara Ferry, el hijo de Brian Ferry, y Norbert Michalke. La idea es que cada uno de los tres represente tres generaciones, tres tipos de ‘gentleman’ a los que Dunhill viste con una elegancia y estilo inconfundibles.
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