Una casa, una isla.

Todos hemos soñado alguna vez en la vida con tener una casa flotante, una pequeña y confortable vivienda a las orillas de un rio o de un lago para levantantarnos cada mañana con el fresco aroma de una rivera, del campo, del agua limpia. Y parece una entelequia plantearse que tu vivienda habitual o la de fin de semana sea así, tampoco tenemos en España mucha costumbre de construir y vete tú a saber si la legislación te lo permite, que probablemente no. Pero ¿cómo sería tu casa flotante? ¿Como querrías que fuera y qué cosas debería tener?

Para nosotros la que ha proyectado y desarrollado el estudio de arquitectura neerlandés 2BY4 para un cliente suyo en Breukelen, a las orillas de una de las pequeñas islas del lago Loosdrecht, al norte y muy cerca de Utrech, es lo más parecido a ese sueño incluso en cada temporada del año. Es una pequeña isla habitable que se integra en el paisaje y tiene espacio interior y exterior suficiente como para disfrutar de su privilegiada ubicación.

Sobre una plataforma se conjugan una terraza exterior que hace las veces de embarcadero con las medidas justas para disfrutar al aire libre en casa, sobre una parte de ella la vivienda, cerrada por los laterales, se abre a un lado o al otro para que el tiempo o el viento, el levante o el poniente, no te impidan hacer vida exterior con vistas a la plataforma y cerrándola herméticamente si es necesario, con grandes cristaleras para disfrutar de las vistas en todo momento a un lado o al otro.

En su interior, en torno a una singular chimenea colgante, la madera de la terraza se convierte en el suelo de una sala de estar, de un comedor y su cocina la cocina sobre los que se ubica una pequeña planta superior. Por supuesto lo tiene todo, armarios, baño, aseo, ducha, y suficientes sistemas de almacenamiento como para tener todo lo necesario en una casa de fin de semana. Ingenio arquitectónico en 21 metros cuadrados porque en 2BY4 se centran más en la esencia que en la sensación. Y la esencia de esta pequeña casa flotante es la de cumplir el sueño de su propietario, una pequeña vivienda de fin de semana en la que disfrutar de cada momento y de cada puesta de sol, de cada amanecer, de cada brisa… Y, ya ves, es posible. Una casa, una isla.