Pixar, 25 años de animación.
Un paseo por piezas relacionadas con las 12 primeras películas de este mágico nombre de la animación
A veces olvidamos lo básico, lo que mueve al mundo, lo que verdaderamente nos motiva, nos sorprende, y nos vamos por las ramas del debate olvidando lo principal. Que es exactamente lo que estoy yo haciendo ahora mismo -y voy a seguir-. Nos ponemos a hablar, por ejemplo, de ordenadores, de su potencia, de lo que son capaces de hacer, de lo que ha cambiado el mundo con ellos, de las maravillas que nos han mostrado. Y nos olvidamos de los lápices. ¿Los lápices? Si, de los lápices. Sin chips, sin memoria, sin gigas, pantalla, teclado o ratón. Pero con lo más importante -esta vez sí- detrás, en su uso, al igual que los ordenadores: nosotros. El ser humano.
Se puede visitar la exposición Pixar. 25 años de animación en la sede social madrileña de CaixaForum pensando que todas esas maravillas, todas esas piezas que nos recuerdan momentos especiales sentados delante de una pantalla, se deben al ordenador, a su capacidad de recrear situaciones, espacios, movimientos, personajes increíbles. Pero estaríamos equivocados. La magia de esta compañía, Pixar, y de su principal exponente, John Lasseter, no viene de la capacidad técnica, sino de la capacidad de ser creativos. El mismo motor principal que el de un lápiz.
Un paseo por piezas relacionadas con las 12 primeras películas de este mágico nombre de la animación y del cine, que se basa en tres principales columnas, Historias, personajes y mundo, explicadas por el propio Lasseter: «Los personajes deben implicarte emocionalmente, que te importen. La historia tiene que engancharte para que te quedes a ver qué pasa. El mundo es una creación original, aunque ante todo debe ser creíble en sus leyes». Nos vemos en su mundo mágico. No faltéis.