La belleza de una mirada imperfecta.

Hay miradas que no alcanzan a captar tanto como hay que ver en el mundo y no importa; no importa porque lo que nos apasiona y nos rinde cuando nos miran no es lo que ven sino lo que vemos nosotros en los ojos que nos miran, es una cuestión de emociones y percepciones más que de ver y no ver… y no importa porque ya hay quien ha entendido que las gafas -las de ver y las de sol, también las de ver al sol…- son mucho más que un complemento y una necesidad siendo ambas cosas a la vez: son parte de nuestra identidad.

Esa convicción -la que incluye las gafas como un elemento más de nuestra identidad- subyace a los diseños de una firma universal: Massada, basta ver las propuestas que nos han presentado para este tiempo de verano para descubrir que lo suyo no son las gafas al uso ni de fabricación en cadena.

Los modelos propuestos por Massada, tanto los de montura redonda -que nos recuerda irremediablemente a Lenon aunque en este caso el círculo sobre el ojo es mayor- como las de corte aviador o de líneas más rectas, se confeccionan a mano; de ahí que en Massada puedan hablar de exclusividad y personalización sin miedo a equivocarse nada.

Pero, además, llevan la artesanía a lo imposible en aras de su convincción esencial acerca de la identidad y las gafas y lo hacen de un modo que, sino  fuera cierto, diríamos que es imposible: en Massada ponen a sus artesanos a tu disposición, si guardas con nostalgia esas gafas que te acompañaron largo tiempo, tanto que acabaron rotas o, de tanto y tan buen uso, desgastadas al punto de no ser ya útiles, puedes hacérselas llegar y ellos confeccionarán unas idénticas y únicas, sólo para tus ojos.

Porque tú eres único y tu gafas parte esencial de ese ser… Massada.