¿Volvemos a los cincuenta?

Sí. Pero esta vez con sello español. El de Pedro García –PG–, una firma familiar que desde 1925 ha venido cultivando y afirmando el arte del diseño zapatero al más puro estilo “made in Spain” hasta convertirse en un símbolo de la calidad artesanal tradicional española.

Asociado siempre al “hecho en España”  –no en vano tres generaciones de “zapatos” se han producido íntegramente en Elda (Alicante), ciudad zapatera por excelencia–, el diseño PG ha traspasado fronteras no solo por la calidad de los materiales, el compromiso, la pasión o el vitalismo inherente al trabajo artesano de la firma, sino por la mezcla explosiva lograda en cada una de sus creaciones: siluetas exclusivas, empleo de materias primas tan aparentemente contradictorias como el satén y la piel de Castoro, modelos únicos a base de pisos anatómicos sobre tacones altos y cristales Swarovski o símbolos tan inconfundibles como el “raso deshilachado” (frayed satin) que es hoy una de sus señas de identidad.

Y para no perder la cadencia y la identidad únicas de la firma, esta temporada PG nos lleva directamente a la costa sureste española: La Manga, Benidorm, San Juan de Alicante…; subidas en cuñas estampadas con palmeras y peces, deliciosas sandalias de piel de pitón o Peep-toes tonos neón de lo más atrevido y al ritmo cincuentero del Mambo at the Waldorf, PG nos invita a un atractivo paseo por el levante español de los 50 donde no puede faltar el charol que se consolida como la textura estrella del verano.

Así es la onda fifties de Pedro García que se completa con sus irresistibles bolsos: funcionales, grandes, rotundos de líneas sencillas o en versión noche a base de llamativas carteras de mano adornadas con toques ochenteros.

Exagera, pero al ritmo de Pedro García y disfruta de un verano imprudente y exagerado. Porque quien no exagera, miente.