Dulce seducción.

Seducimos desde el mismo momento en que nacemos y, al crecer, de modo consciente o inconsciente, perfeccionamos nuestras artes de seducción.

Dicen que la seducción dulce, la más sutil y discreta, es un tesoro que muchas mujeres poseen y utilizan con maestría rindiendo voluntades a diestro y siniestro… Y algo ha de haber de cierto en ello, en el encanto de una sonrisa y el aleteo de unos párpados rosados, en la voluptuosidad de una falda de tul o la gracia de una flor bordada, en el halo de un aroma y lo eléctrico de una caricia, algo, quizá, como la inocencia que es fatalmente seductora… siempre que sea fingida.

Hoy aderezamos la noche con una colección de prendas, aromas y cosméticos dulcemente seductores para vuestro uso y disfrute… y para sorpresa de los corazones incautos que caigan rendidos a vuestro ars amandi…