5 hoteles flotantes para amantes del turismo urbano. Londres, Berlín, París, Praga, Copenhague.

Es posible visitar una capital europea y hospedarse en un barco, lo demuestran estos cinco ejemplos de, además, elegancia y comodidad.

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Dormir en un barco es una de las fantasías de muchos, pero no siempre disponemos de todo el tiempo que supone un crucero. Así, la mejor idea es mezclar escapada de fin de semana y navío, y mucho mejor si se puede hacer en una gran ciudad. Afortunadamente, los amantes de los hoteles diferentes tienen en los barcos todo un filón.

No hace falta ser un viajero experimentado para llegar a la conclusión de que, muchas veces, nuestro concepto de cómo es una ciudad depende, y mucho, de dónde nos alojemos en ella. Una escapada en casa de unos amigos o de un familiar no tienen nada que ver a hacerlo en un hotel, y dentro de esta categoría no es lo mismo dormir en pleno centro que en las afueras, o en un hotel de gran lujo que en una pensión. Según nuestras preferencias, nos valdrán más unos u otros.

Es por ello que los amantes de los lugares diferentes han encontrado en los barcos todo un espacio en el que dar rienda suelta a su necesidad de explorar grandes capitales desde un punto de vista único: el de sus canales y orillas de mar. Ya sea en pleno puerto o en el centro de la ciudad, en uno de sus canales fluviales, la sensación de estar a medio camino entre la urbe y la soledad es única.

Ámsterdam es, sin duda, la capital europea que más variedad de estos alojamientos ofrece, pero no es la única. De Copenhague a Praga, no faltan ejemplos que nos permiten un contacto con el mar o el río, al mismo tiempo que no tenemos que desplazarnos grandes distancias ni usar constantemente el transporte público para llegar a los monumentos más importantes.

Y tú, ¿te sumerges en alguna de nuestras cinco propuestas por Europa? Seguro que, a la vuelta a casa, tu concepto de esa ciudad no ha hecho más que crecer enteros, ¡incluso si ya eras muy fan!

  • Bert's Barges, Londres.
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    Bert's Barges, Londres.

    Con detalles de diseño e interiorismo escandinavo, y una escala cromática que se ciñe al blanco y negro, este hotel barco se encuentra en Hackney, al nordeste de Londres. Además, disponemos de un barco de remo para aventurarnos a lo largo del canal de Regent y, si queremos, remar toda la mañana. Cuenta con cocina, baño, comedor… Y nos dan la bienvenida con cerveza de grifo. Desde 340 €

  • Modern Houseboat, Berlín.
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    Modern Houseboat, Berlín.

    En pleno río Spree berlinés, los hermanos Chris y Oliver Laugsch crearon de un antiguo bungalow un hotel flotante, en el que lo último en diseño e interiorismo están presentes. Dentro, una cocina, un salón y un dormitorio, siempre con un suelo de madera que, además, continúa en el perímetro del hotel, para que podamos incluso darnos un chapuzón en el río. Desde 180 €.

  • CPH Living, Copenhague.
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    CPH Living, Copenhague.

    Anclado al puerto de la ciudad, a apenas 10 minutos andando de la plaza del Ayuntamiento, este hotel flotante ofrece unas vistas magníficas de los canales urbanos y el puerto. Cuenta con solárium en su tejado, lleno de tumbonas, y sus suelos son radiales para que siempre estén calentitos, incluso en invierno. Desde 158 €.

  • Port X, Praga.
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    Port X, Praga.

    Un concepto modular en pleno centro de Praga, en el amarradero de Holešovice. Se trata de un complejo formado por seis módulos en forma de C, unidos juntos para crear espacios minimalistas en donde no faltan paneles de cristal tanto en el techo como en las paredes y suelos para dar una sensación de estar en medio del Moldava. Capacidad para tres personas, con un dormitorio, un baño y dos lavabos, además de un salón con sofá cama y cocina. Desde 140 €.

  • Le Boudoir de Serendipity, París.
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    Le Boudoir de Serendipity, París.

    Velas perfumadas, pequeños jarrones llenos de flores, armarios vintage de madera, camas amplias, decoración diferente… un universo único es lo que han conseguido Marie y Georges al convertir un pequeño barco de 1930 en el Sena (concretamente, en Van Gogh d’Asnières) en todo un hogar para turistas. Nos dan la bienvenida con dulces y tendremos a diario un impresionante desayuno lleno de bollería francesa. Desde 140 €.

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