Lilian Möller Gilbreth. La docena sale más barato.
Cuando a Frank le preguntaban “¿Cómo es que tiene usted tantos hijos?”, él respondía: “Es que sale más barata la docena”.
Cuando Frank paseaba con su coche por la ciudad y un vecino le preguntaba “¿Cómo es que tiene usted tantos hijos?”, él respondía: “Es que sale más barata la docena”. Porque Frank y su mujer Lillian tuvieron doce hijos, de los que sobrevivieron once.
No tendría nada de particular en una familia de principios del siglo XX. Si no fuera porque Lillian era licenciada en literatura inglesa, ingeniero, psicóloga industrial y pionera de los estudios sobre el rendimiento de los trabajadores que se opusieron a las rigideces del taylorismo, tan famoso en su época.
Lillian Möller nació en una familia de clase media de Oackland, California, y se casó con Grank Gilbreth, un constructor de clase media que había empezado como albañil. Ambos se dedicaron al estudio de la eficiencia en la industria, la gestión de recursos humanos en las grandes empresas, la gestión del tiempo en los hogares, el aprovechamiento de los recursos de las personas disminuidas físicamente… un abanico de disciplinas muy novedosas para el incipiente siglo XX. No solamente publicaron sus teorías y las enseñaron en la universidad sino que las pusieron en práctica como consejeros de empresas como Johnson & Johnson o del servicio de excombatientes del Ministerio de Defensa americano.
Entre 1905 y 1922 tuvieron doce hijos. La segunda, Mary, murió de difteria a los cinco años, pero los once restantes sobrevivieron. Cuando la pequeña, Jane, tenía dos años y la mayor, Anne, dieciocho, Frank murió de un infarto mientras hablaba por teléfono con su mujer. En 1924, no era normal que una mujer asesorara a grandes empresas industriales y Lillian tuvo que lidiar con los sinsabores de la discriminación. Enseñó a sus hijos cómo gestionar el tiempo, toda la familia aprendió a funcionar con la eficiencia de una empresa y Lillian continuó con su trabajo en la universidad y en la asesoría de empresas. No se rindió.
Vivió para ver su labor recompensada: 23 doctorados honoríficos, miembro de la Sociedad Americana de Ingenieros Mecánicos, miembro de la Academia Nacional de Ingeniería y una colección permanente en el Smithsonian Natural Museum.
Dos de sus hijos novelaron la historia familiar en dos libros que en los años 50 se llevaron al cine: “Cheaper by the Dozen” y “Belles on Their Toes”.